domingo, 28 de octubre de 2012

¿Quién da más?



Seguramente la virtud no tiene precio. En cambio, la virginidad siempre lo ha tenido, mayor o menor, pero de una manera u otra siempre acababa siendo cuantificado. Puedo comprender que un macho de hommo sapiens sapiens, criado en un sistema cultural (como el medieval), que reducía a las mujeres a simples úteros o las transformaba en el origen de todos los males y pecados, pudiera exigir en su contrato matrimonial que la doncella fuera virgen, más que nada porque en términos biológicos esa cualidad era una garantía que podría evitar, al menos a priori, que tuviera que cargar con los vástagos de otro macho sin tanta obsesión por la “integridad” de las damas o interés por cuestiones formales más propias de notarios y letrados.

Bien es cierto que desde la edad media algunas cosas han cambiado, ya casi nadie se desplaza en caballo y la gente en general vive menos atenta a los castigos divinos provocados por la debilidad de la carne (empezando por los mismos que predican esos castigos). Sin embargo podemos comprobar que aún hay tipos que viven obsesionados con ser “el primero”, y mujeres dispuestas a obtener un provecho económico de ese estado transitorio, o no, llamado virginidad. Todo esto viene a cuento de esa jovencita brasileña de muy buen ver que puso a subasta su virginidad y en estos casos como es habitual en ferias de ganado o en una lonja de pescado, se la llevó quien más ofreció. La puja ganadora fue de 600.000 euros.

No es la primera vez que tenemos noticias de una subasta de esta naturaleza, que por otra parte son tan viejas como las vejaciones que sufren las mujeres, salvo que en estos casos, que sepamos, no ha mediado comisionista, chulo, proxeneta o alcahueta, aquí todo el asunto se ha ventilado sin intermediarios, sin que nadie saque tajada del asunto, o lo que es peor, sin que nadie intervenga para impedir lo que a todas luces es un despropósito. La acción de esta descerebrada, con más tetas que dignidad, solo sirve para alimentar el machismo, la cultura del desprecio a la mujer y su reducción a un simple objeto sexual, a una mercancía más, susceptible de ser vendida, comprada o explotada, solo sujeta a los vaivenes del mercado y del capricho del pagador.

Si las leyes, por lo menos en nuestro país (y en la mayoría), impiden que una persona pueda vender sus órganos, porqué permiten que una mujer ponga a la venta su virginidad. Vale, es verdad, sin un hígado es imposible vivir, sin virginidad es posible hacerlo, incluso sin añoranzas. Pero, digo yo que algún límite deberemos establecer a este mercadeo que reduce a los seres humanos a cajas de repuestos o a simples instrumentos sexuales. Quiero suponer que la libertad de mercado debe de ser limitada no por esta chica, sino por otros millones de mujeres que consideran que su cuerpo no está a la venta y que por actos estupidos se ven expuestas a que su dignidad sea cuantificada por unos tipos con dinero y genes de esclavistas. Si al final es solo el dinero el que manda, el único principio que ya comprendemos, al menos espero que la cantidad esté sujeta a imposición, a ver si de ahí se sacan unos eurillos que puedan servir para que otras mujeres puedan tener una oportunidad sin necesidad de prostituirse.


domingo, 21 de octubre de 2012

La sospechosa educación


Para el poder la cultura siempre ha sido sospechosa, salvo aquella que podía ser utilizada para sus propios fines. Otro tanto le ocurre a la educación, mientras sea un vehículo de adoctrinamiento ideológico, de apaciguamiento social o que permita construir buenos y obedientes ciudadanos, tampoco supone un problema. Ahora bien, la cultura y la educación tienen efectos secundarios inesperados e indeseados. A veces, dan como resultado personas capaces de pensar por sí mismas, poco dispuestas a comulgar con ruedas de molino o a asumir las consignas sin rechistar. O lo que es aún peor, poniendo en evidencia las contradicciones de unos líderes políticos y económicos que, a fuerza de hacer lo que les viene en gana, ya no se toman la molestia ni de esforzarse para dar explicaciones que puedan resultar convincentes. Quizá por ese motivo han iniciado, a cuenta de los recortes, aunque con una clara intención ideológica, una reforma educativa que expulsará del sistema a muchos estudiantes.

Los mismos que con sus políticas económicas estimularon el abandono prematuro de los estudios, por la urgente necesidad de mano de obra para construir la burbuja inmobiliaria, utilizan el fracaso escolar como argumento para retornar a los viejos tiempos de “Una Grande, Libre y Católica”, a un modelo escolar que alentaba y alimentaba las desigualdades (resulta curioso que estos tipos que reniegan de la teoría de la evolución, cuando se trata de interpretar la sociedad sean más darwinistas que Darwin). Lamentablemente esta tendencia y necesidad de reducir a los seres humanos al estado de ignorancia, convirtiéndolos en simples cajas de resonancia de sus consignas u oraciones, parece un proceso generalizado. Un fanático (da igual su excusa religiosa) trató de asesinar a una niña cuya grave falta fue la de alentar a otras crías a acudir a la escuela.

¿Qué pretende esta derecha rancia y elitista que se permite el lujo de tratar de chusma a unos policías?* Eso somos para ellos, da igual la nación. ¿A qué aspiran? A reducir a las gentes de nuestro país a un rebaño de obedientes ignorantes, a condenar a la mayoría de los ciudadanos a ser mano de obra barata sin derechos y sin protestas. Mientras, ese ministro de educación impresentable y mal educado tira balones fuera de campo, nuestros jóvenes, los más preparados y con más iniciativa, buscan su futuro fuera de nuestras fronteras. Países como Alemania se benefician de esta expulsión. En esta especie de reedición financiera de la Lebensraum, nos descapitalizan en términos humanos, posiblemente el saqueo más cruel y que más persistentes efectos tiene en una sociedad. El gobierno ante esta apropiación inmoral de los recursos invertidos en esos jóvenes permanece impasible, alentando la marcha para reducir la presión social, al tiempo que pretende asegurarse, con sus planes educativos, que en el futuro solo los suyos puedan estar en condiciones educativas y culturales de exigir mejores condiciones de vida.

viernes, 12 de octubre de 2012

Patrias

Nosotros los pueblos de las Naciones Unidas resueltos a preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra que dos veces durante nuestra vida ha infligido a la Humanidad sufrimientos indecibles, a reafirmar la fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana, en la igualdad de derechos de hombres y mujeres y de las naciones grandes y pequeñas, a crear condiciones bajo las cuales puedan mantenerse la justicia y el respeto a las obligaciones emanadas de los tratados y de otras fuentes del derecho internacional, a promover el progreso social y a elevar el nivel de vida dentro de un concepto más amplio de la libertad, y con tales finalidades a practicar la tolerancia y a convivir en paz como buenos vecinos, a unir nuestras fuerzas para el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales, a asegurar, mediante la aceptación de principios y la adopción de métodos, que no se usará; la fuerza armada sino en servicio del interés común, y a emplear un mecanismo internacional para promover el progreso económico y social de todos los pueblos, hemos decido aunar nuestros esfuerzos para realizar estos designios.
 
Artículo 1. Apartado 2. Fomentar entre las naciones relaciones de amistad basadas en el respeto al principio de la igualdad de derechos y al de la libre determinación de los pueblos, y tomar otras medidas adecuadas para fortalecer la paz universal. 

Carta de las Naciones Unidas. 

Estoy un poco cansado de las patrias que solo existen en la imaginación de trovadores e inventores oficiales y oficialistas de mitos, de tanta monserga a cuenta de la unidad de España. Nuestra historia lamentablemente no es más que la narración que realizó una dictadura para adecuarla a sus intereses, eso que se denomina nacional catolicismo. Empezando por los glorificados Reyes Católicos, artífices según esa escuela de la unidad de España; un absurdo para cualquiera que se haya molestado en leer algo de historia. Ese matrimonio sobre el que tanto se ha hablado, no fue más que una unión dinástica. Tanto Isabel como Fernando, conservaron los derechos sobre sus reinos y éstos, sus fueros. Aclarando ya de paso, para los “Bambis” que se creen cualquier historia heroica que les cuentan, que tras la muerte de Isabel, la nobleza castellana despidió de una patada a Fernando, que volvió a su reino, dejando el trono de Castilla libre, vacuo y expédito para Juana (“la Loca”). El centralismo es un invento francés importado por Felipe V, el primer Borbón, quien supongo que influenciado por su abuelo, Luís XIV, El rey Sol, se dispuso a pasarse los fueros por el puente de Adriano. La eliminación de las instituciones y fueros catalanes fueron el resultado de una derrota militar, lo que en la época se llamaba, y ahora creo que también, derecho de conquista. 

Por otra parte conviene también recordar en este lado del Ebro, que la alta burguesía catalana, a cuenta de la libertad de Catalunya, lleva jugando a la puta y a la Ramoneta casi dos siglos. Durante el XIX los grandes industriales catalanes vendieron su amor patrio a cambio de proteccionismo arancelario frente a la industria francesa e inglesa y protección militar frente al movimiento obrero. Más tarde, ya durante la II República, no tuvieron empacho en recurrir al Tribunal de Garantías Constitucionales, cada vez que la Generalitat dictaba una norma que perjudicaba sus intereses, y que tampoco tuvieron demasiado problema en colaborar y beneficiarse de una dictadura que les garantizó largos años de “paz social”. 

 Dicho esto, más que nada, como decía la canción, “para refrescar memoria”, todos deberíamos ser conscientes de que tanto la derecha catalana como la castellana han logrado que en este país se vaya a votar, a la vuelta de un poco más de un mes, pensando en un futuro posible o improbable, eso ya se verá, y olvidando un pasado inmediato caracterizado por el recorte de derechos sociales. Mucha patria, pero que a sus trabajadores les den, votaron en Madrid a favor de la reforma laboral. Y los otros, los hijos de la más rancia de las Castillas, de esa Castilla intemporal e inventada por una dictadura, que quiso borrar a Machado, que escupe sobre Miguel Hernández o niega el derecho a una sepultura digna a García Lorca, no solo demuestran en cada declaración que de Isabel y Fernando el espíritu impera, sino también esperan, llegado el momento, el mismo perdón electoral a cuenta de la indivisible unidad de la patria. Y a todo esto un tercio de los niños de “las Españas” o de Catalunya, y más de un veinte por ciento de sus ciudadanos viven en la pobreza y en riesgo de exclusión social. Y sinceramente, ninguna patria vale el hambre de un niño o justifica la muerte de un ser humano, porque al final las banderas para lo único que sirven es para tapar miserias y cubrir cadáveres.

domingo, 7 de octubre de 2012

Justos por pecadores


Decían de la mujer del César que además de ser honrada debía parecerlo. He utilizado el pretérito imperfecto porque en estos tiempos canallas que corren, al César y a su mujer la honradez parece preocuparles poco y no tienen inconveniente en pasear su indecencia por todos los titulares de la prensa diaria, con un desparpajo y una caradura que no pierden ni a la entrada ni a la salida de los juzgados, una actitud que resulta, como mínimo, desconcertante. Evidentemente no me refiero a nadie en concreto, entre otras cosas porque los ejemplos son tan numerosos que si nos propusiéramos hacer una lista de nombres implicados en prácticas corruptas o poco éticas, esta competiría en grosor con el de las páginas amarillas de una ciudad de tamaño medio.

 Ahora bien, ¿cómo hemos llegado a este punto? Seguramente no existe una sola razón que pueda explicarlo. La tradición, una dictadura que convirtió el dejar hacer en uno de sus soportes y posiblemente también esa filosofía individualista y rapaz que ha justificado el capitalismo de casino. Aunque si esos casos son tan abundantes en la vida pública, ha sido también por la indiferencia, tolerancia y por supuesto el abandono de nuestra responsabilidad como ciudadanos. Si existe un número tan elevado de políticos imputados en causas por corrupción la responsabilidad última es nuestra, o al menos de aquellos ciudadanos que pese a las evidencias han continuado votando las listas de partidos que acogían a esos individuos. Con frecuencia nos quejamos de la acción de los tribunales, de las condenas ridículas que se producen, eso si alguna vez llega a realizarse el juicio. Sobre el poder judicial nuestra capacidad de influencia es limitada, algo por otra parte sorprendente en una sociedad democrática. Sin embargo todos podíamos emitir un veredicto castigando en las urnas a los partidos que presentaban candidatos implicados en casos de corrupción y no lo hicimos. 

 Hemos permitido que las razones ideológicas, los intereses individuales, la red de favores y los discursos vacíos apelando a cualquier imbecilidad con fuerte impacto emocional nos nublaran el juicio, obviando lo evidente, que estábamos consintiendo con nuestra indiferencia que la política y la economía acabaran apestando. Ahora despertamos de nuestro irresponsable sueño y no solo nos echamos las manos a la cabeza, sino que también, en nuestra indignación, metemos a todos los políticos en el mismo saco. Por fin nos damos cuenta de que nuestro futuro está en manos de unos mangantes sin escrúpulos y sin vergüenza. Ya no resulta tan divertido ver cómo esos tipos juegan con nuestra salud o la educación de nuestros hijos. Y sobretodo desconfiamos de ellos porque sabemos que son hábiles a la hora de llenarse los bolsillos, pero incapaces de sacarnos de este atolladero. Estamos descubriendo que la complicidad se acaba pagando y en este caso, también la pagamos justos por pecadores.