jueves, 23 de abril de 2009

William Shakespeare. † 23 de abril de 1616

¿Sigues aquí, Laertes? ¡A bordo, a bordo! ¡Que descaro! Tu nave recibe el viento de popa y solo esperan tu llegada. Ven. ¡Que mi bendición te acompañe! Graba en tu memoria estas sencillas máximas. No airees tu pensamiento ni obres con precipitación. Sé llano en tu trato, sin caer en lo vulgar. Sujeta a tu alma a los amigos puestos a prueba, pero no acaricies en exceso a los recien salidos del cascarón que aún no tienen plumas. Huye de las disputas, pero una vez en ellas, procura que sea tu rival quien huya de ti. Concede a todos tu oído, pero a pocos tu voz. Atiende las censuras de los otros, pero guarda tu opinión. Luce los vestidos que te permita tu bolsa: costosos, pero sin afectación ni extravagancia, pues el traje denuncia a su dueño, y en Francia los caballeros saben dar ejemplo de delicada elegancia. No pidas prestamos ni los des, pues si prestas perderás a un tiempo el dinero y al amigo, y si tomas prestado sufrirá tu economía. Y, sobre todo, sé sincero contigo mismo; esto traerá, como la noche al día, que no seas falso con los demás. ¡Adios! Que mi bendición madure estos consejos en tu espíritu.

Hamlet.

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