miércoles, 27 de junio de 2012

Ruleta rusa


Tanta pugna a cuenta de Eurovegas solo pone una evidencia que hacer el ridículo para nuestros políticos no es una excepción, sino la norma. Tampoco sabemos si ese estado de estupidez supina responde a causas medioambientales, genéticas o si es simplemente consecuencia de una absoluta y bovina supeditación a especulativos intereses empresariales. Desde luego alguna explicación debe de haber, incluso considerando las de naturaleza esotérica, cuando estos políticos hacen cola para practicar un felación mediática a un magnate que no tiene empacho en invitar públicamente a invertir en Europa y especialmente en España, “porque aquí todo está en venta a precio de saldo”. Argumentan que la defensa del proyecto responde a la necesidad de generar empleo, un razonamiento creíble si no fuera esgrimido por los mismos que nos tienen empantanados en su prioridad de la lucha contra el déficit y despreciando, o al menos tomándose con mucha parsimonia, las elevadas cifras de desempleo.

Es oportuno desconfiar del entusiasmo de quienes son capaces de proteger con pasión a los bancos, mientras para los desahuciados por esas mismas entidades, salvadas con impuestos y que elevarán un déficit que todos pagaremos, solo tienen hipócritas palabras de consuelo. Es inevitable considerar como la posibilidad más plausible, que tras tanto aspaviento solo exista el miserable deseo de beneficiar a unos pocos o simplemente que la mayoría de los políticos sean ludópatas, en cuyo caso, bienvenidas sean todas las Eurovegas, casas de apuestas o mafias del juego del planeta, a ver si así esos indecentes se entretienen con el Black Jack o el Jack Daniel’s (una actividad no es incompatible con la otra) y dejan de jugar a la ruleta rusa con nuestro futuro.

martes, 19 de junio de 2012

Un hombre de su tiempo

Una niña escocesa de nueve años tuvo una sencilla idea, genial por su simplicidad, la de abrir un blog para fotografiar la comida servida en la escuela, invitando a otros niños a participar, resaltando que era importante incluir en los comentarios asociados a los platos, el número de pelos encontrados. Por curiosidad miré alguna de las fotos publicadas y debo reconocer que cualquiera de los menús mostrados tiene la virtud de quitar las ganas de comer, el hambre ya es otra historia. Lo más llamativo fue la reacción del centro escolar, que lejos de presentar sus excusas por los posibles pelos y su innegable contribución a la anorexia infantil, se limitó a prohibir el blog, alegando, con mucho descaro y ganas de despertar las conciencias en estos tiempos de altas tasas de desempleo, la posibilidad de que los trabajadores de las empresas de catering pudieran perder sus empleos.

El director del centro demostró ser un hombre de su tiempo, un tipo capaz de articular una respuesta de acuerdo a las circunstancias en las que vivimos, un claro ejemplo de mimetismo que merece ser tomado en consideración. Nada de excusas o dimisiones, directamente pasa de todas esas antiguas y decrépitas cuestiones relacionadas con la responsabilidad y se apunta al carro de prohibir exhibir la realidad alegando causa mayor. No limita el derecho a la libertad de expresión porque tenga los genes de un fascista, sino por el bien de unos trabajadores mal formados y peor pagados que no conocen la importancia de utilizar redes para el cabello cuando se manipulan alimentos.

Más allá de la cuestión alimenticia está la cuestión educativa. La censura ejercida por un “profesor” en un trabajo escolar, solo porque el tema tratado lo pone en un aprieto, da pie a pensar qué tipo de personas quieren formar o si realmente se toman en serio la educación. Educar, desde mi ignorante y humilde punto de vista, debería consistir en dotar al niño de todos los instrumentos necesarios para comprender, interpretar y cambiar, si lo considera necesario, la realidad individual o social. La educación, en resumidas cuentas, es dar a las personas la oportunidad, solo la oportunidad, de tener un futuro. Sin embargo parece ser están empeñados no solo en aborregar a nuestros jóvenes, sino también en inculcarles el sano arte de la autocensura, del miedo a ser suspendidos si no son capaces de aprender a callar cada vez que alguien considera que el silencio beneficia sus intereses.

Ese director es un hombre de su tiempo, un cómplice bien dispuesto a echar a perder toda una generación de hombres y mujeres, convirtiendo sus cerebros en carnaza de “reality show”. O quizá solo está siendo coherente con estos tiempos canallas y exige silencio porque alguna comisión peligra.

viernes, 15 de junio de 2012

Una interesante pregunta

Anónimo dijo...

Ayer por la tarde, mientras degustaba un perfumado te, posiblemente de Pu-er, el maestro Mo, uno de los mayores expertos en cymbidiums de China y posiblemente del mundo, me pedía permiso para hacerme una pregunta. Sorprendido ante la solicitud, le mostre mi disposición a tratar de resolver cualquier cuestión, si eso era posible.
La pregunta del Sr. Mo fue la siguiente:
P- En Europa, el Banco Central Europeo, decide que se hace con el dinero comunitario, que supongo procede de todos los paises ¿no?
R- Pues creo que así es...
P- España está realizando grandes recortes en sanidad, investigación, educación y derechos sociales ¿no?
R- Pues si, bastantes recortes...
P- El Presidente de España ha pedido al BCE dinero para los bancos Españoles ¿no?
R- Pues creo que si...
Mi pregunta es, ¿Como es que un gobierno pide dinero para rescatar a la banca que es un sector privado que siempre obtiene beneficios y no lo pide para poder mantener la sanidad, la educación o los derechos sociales que el pueblo tiene?...
...
...
Aun sigo buscando una respuesta, cualquier sugerencia para poder aclarar la duda del Sr. Mo, será muy bien recibida.

miércoles, 13 de junio de 2012

Rescate

Tenemos que reconocer a este gobierno, mudo o incompetente, su capacidad para mantenernos en la oscuridad. Su experiencia en afirmar una cosa y la contraria, en negar la evidencia por la sencilla vía de ocultar la información, o dosificarla para reducir su impacto sobre la opinión pública. Leí hace un año (cuando con reiterada insistencia se repetía), que el gobierno de Zapatero era el peor de la historia de España, lo cual no deja de ser una exageración de la derecha con poca memoria y menos sentido crítico, sin embargo, vamos a dar por buena esta afirmación solo porque nos sirve para constatar un hecho, que el Sr. Rajoy está demostrando que los records están para superarlos.

Aún así, resulta complicado sostener esta última afirmación, porque entre bulos, globos sonda, silencios prolongados, contradicciones y eufemismos, andamos bastante confusos. La prensa extranjera dice que hemos sido intervenidos; nuestro gobierno niega la mayor y admite que solo es una “ayudita” a la banca, añadiendo que los ciudadanos ni nos enteraremos y que finalmente el ansiado maná crediticio fluirá para que empresas y particulares nos pongamos a gastar como locos. Bueno, vamos, que si no conociéramos el cuento de la lechera ni la ineptitud de este gobierno, mañana mismo cambiábamos de coche, de casa y nos íbamos de viaje a Cancún.

Me da la impresión de que estos señores no son conscientes de dos hechos. Uno, que los ciudadanos ya estamos a vuelta de todo (explicaciones absurdas incluidas). Y dos, que en la vida en general y en la política en particular, crear demasiadas expectativas suele ser contraproducente. Esta derecha, acostumbrada a vivir de la manipulación informativa o crear narraciones inverosímiles, no es consciente de que las fábulas solo son posibles en un sistema represivo o por la indiferencia de la gente. Por el momento, lo primero no se ha producido (pese a los intentos) y los ciudadanos ya están cansados de “sacrificios”.

Sabemos perfectamente que el rescate lo pagaremos nosotros, mientras el beneficio redundará en esa élite político-financiera que parece incombustible o como gustaba decir antes “inasequible al desaliento”. Lamentablemente ya conocemos la disociación que existe entre el discurso oficial y la realidad de los hechos. Solo nos queda pedirles una cosa, que al menos tengan el buen gusto de no insultar nuestra inteligencia.

miércoles, 6 de junio de 2012

Ray Bradbury


El viento se levantó en las alturas. El sol se puso, y la habitación pareció de pronto más fría y pequeña.
—Quisiera recordar —dijo Ylla rompiendo el silencio y mirando a lo lejos, más allá de la figura de su marido, frío, erguido, de mirada amarilla.
—¿Qué quisieras recordar? - preguntó el señor K bebiendo un poco de vino.
—Aquella canción —respondió Ylla—, aquella dulce y hermosa canción. Cerró los ojos y tarareó algo, pero no la canción. —La he olvidado y no se por qué. No quisiera olvidarla.
Quisiera recordarla siempre.
Movió las manos, como si el ritmo pudiera ayudarle a recordar la canción. Luego se recostó en su silla.
— No puedo acordarme - dijo, y se echó a llorar.
— ¿Por qué lloras? - le preguntó su marido.
— No sé, no sé, no puedo contenerme. Estoy triste y no sé por qué. Lloro y no sé por qué.
Lloraba con el rostro entre las manos; los hombros sacudidos por los sollozos.
—Mañana te sentirás mejor - le dijo su marido.
Ylla no lo miró. Miró únicamente el desierto vacío y las brillantísimas estrellas que aparecían ahora en el cielo negro, y a lo lejos se oyó el ruido creciente del viento y de las aguas frías que se agitaban en los largos canales. Cerró los ojos, estremeciéndose.
—Sí —dijo—, mañana me sentiré mejor.

Ylla. Crónicas marcianas.

domingo, 3 de junio de 2012

Distracciones


En esta vida las distracciones, salvo que sean al volante, son importantes, nos permiten escapar de la realidad olvidándonos durante algún tiempo de nuestros problemas. Posiblemente las distracciones son un buen instrumento para conservar la salud mental, y por supuesto, para permitir que los políticos, a falta de resultados, puedan recuperar el resuello en uno de los rincones del ring. El gobierno de este país, hábilmente dirigido (ya veremos si hacia el desastre) por un presidente que cuando calla malo y cuando habla peor, lleva semanas buscando desesperadamente alguna distracción, una causa o un conflictillo para galvanizar nuestras pasiones, a ver si de esta manera, apelando al orgullo patriotero, la opinión publica se entretiene con alguna cuestión que les de un tiempo de respiro.

La primera distracción escogida fue un clásico entre los clásicos, el reiterado Peñón de Gibraltar que en otros tiempos tantas manifestaciones justificó ante la embajada de Gran Bretaña. Los conflictos, bastante habituales en esas aguas, han sido elevados a la categoría de insulto nacional. con poca fortuna. Tras el fallido intento de repetir el éxito franquista de la plaza de oriente en 1946, de reeditar el “si ellos tienen ONU, nosotros tenemos dos”, han vuelto sus miradas a lo que siempre es un tiro seguro, como es meter en nuestros líos nacionales al “moro”. Reivindicar a las víctimas del desastre de Annual no solo es una afrenta al nacionalismo marroquí, sino también a las víctimas. Homenajearles, obviando la historia, es un ejercicio de chovinismo y superficialidad que evitará citar el Expediente Picasso, un devastador informe que denunciaba no solo la incompetencia militar, sino la corrupción de la gran mayoría de oficiales destinados en África, más conocidos como africanistas, entre los que también estaba ese que más tarde se hizo llamar Generalísimo y se auto concedió la Laureada de San Fernando.

Seguramente olvidarán mencionar, en su sentido homenaje a las víctimas, los intereses económicos, incluidos los de Alfonso XIII, como causa directa de la muerte de todos aquellos jóvenes reclutados, hijos de trabajadores que no podían pagarse un “sustituto” que hiciera la guerra en su nombre. Rindamos honores a los caídos por Dios y por la Patria, pero hagámoslo como Dios manda y no convirtiendo su recuerdo en un circo mediático para que ministros y ministrables salven la cara. Si realmente nos quieren distraer, que se dejen de remover el pasado tratando de ofender a moros o cristianos. Para que este país se distrajera de verdad tendría suficiente con conocer la verdad de algunos hechos, no es necesario remover la mierda del pasado, bastaría con la del presente.