lunes, 28 de mayo de 2012

Manos arriba, esto es...


Me comentaba un amigo, bastante indignado, que esto no era una crisis, sino una estafa, a lo que solo me fue posible responder con otra pregunta: ¿Y cuándo no lo ha sido? No lo era cuando a la gente, cobrando sueldos de miseria, se les ofrecían hipotecas impagables, al menos en una vida, para que bancos, constructores e intermediarios, cerraran sus negocios antes de que se les cayera el espantajo. No lo era cuando el capitalismo se vanagloriaba del “fin de las crisis” y la “izquierda” pregonaba que bajar los impuestos era de progresistas. Lamentablemente el engaño se sostuvo mientras los beneficios fluían y unos pocos se enriquecían de forma rápida, hipotecando, a sabiendas, el futuro de la mayoría.

Finalizada la fiesta nadie quiere hacerse responsable de la inevitable limpieza, ni por supuesto de los gastos ocasionados. Nos dicen que los ciudadanos vivimos por encima de nuestras posibilidades y que los perversos mercados conspiran contra el país. De esta manera, atribuyendo difusas y abstractas responsabilidades, los actores principales de este drama pueden continuar disfrutando de la inmunidad de quien ha hecho muchos favores y se los cobra escurriendo el bulto. Durante meses han justificado los recortes sociales afirmando por activa y pasiva que no había dinero. Sin embargo ahora sí que habrá veintitrés mil millones de euros para sanear a Bankia, el banco resultante de la fusión de dos cajas de ahorros muy queridas por el Partido Popular, esa organización que tanto contribuyó desde Valencia y Madrid a su desastre financiero, dando prioridad a proyectos faraónicos y absurdos o favoreciendo con sus créditos a empresarios y constructores afines al partido.

No hay dinero para sanidad ni para educación pero sí para Bankia. Sin explicaciones, sin responsabilidades, sin que nadie conteste a la pregunta de a dónde fueron a parar los casi ocho mil millones de euros previamente invertidos en su saneamiento. Dimiten consejeros sin que conozcamos en qué condiciones económicas lo han hecho, se va Rodrigo Rato sin pasar por el Congreso de los Diputados para explicar su gestión. Es de suponer que hay voces interesadas en no exponer las miserias y complicidades de nuestro sistema financiero y político. Se exige a los ciudadanos responsabilidad para afrontar la crisis económica, pero quienes tienen que predicar con el ejemplo permiten que los incompetentes vuelvan a sus casas en silencio. Mi amigo se equivoca, esto no es una estafa sino un atraco. Así que ya sabéis cuál es la rutina: “Manos arriba, esto es.....”.

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