viernes, 19 de diciembre de 2008

Artur "Mad" Mas (Crónicas de un marciano perplejo)

Artur Mas, el secretario general de CiU, ha prometido si gana las elecciones dejarnos a todos pisar el acelerador hasta que el pie toque el asfalto. Basta ya de tonterías al volante. ¿Qué es eso de reducir la velocidad en los accesos a Barcelona, de limitar mi derecho a decidir como quiero morir o matar? Todo el mundo sabe que los tipos duros no bailan y gustan de morir al volante, ¿o acaso James Dean sería una leyenda si hubiera respetado el límite de las 55 millas?. Esa es una promesa electoral en toda regla, yo incluso la calificaría de grandiosa, muy pocas veces un político, en tiempo de paz, nos ofrece la oportunidad de pasar a la inmortalidad con un volante incrustado en el pecho.
Este candidato debe de ir mucho más lejos, no solo para resultar convincente, sino también para no parecer un cobarde y no defraudar a los suicidas en potencia que cada día cogen el coche y lo utilizan como armas mortales. Debe prometer, pero promesa de la buena, no de la otra, que el atropello de peatones, incluso si tiene lugar sobre la acera, no restará puntos ni servirá como excusa a la aseguradora para incrementarnos la póliza. Que el alcoholismo habitual o de fin de semana no será causa de sanción ni motivo para inmovilizar un vehículo; es más, los controles de alcoholemia deberán contar entre sus integrantes chicas en minifalda y generosos escotes para animarnos a correr y darnos la salida en las ocasionales y espontáneas carreras que se puedan organizar. Estos controles además deberán exigir a todos los conductores superar el límite legal de alcohol para poder continuar circulando y si alguien ha tenido la desagradable idea de conducir sobrio, los agentes le invitarán a beber a cuenta de la DGT, por supuesto, hasta tener la absoluta garantía de que se matarán o se llevarán por delante a una familia entera. Y a las víctimas que las jodan, que los muertos no votan.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuantos punto conservas aún?
Dichoso tu que tienes pocos familiares a quien añorar... i no es que este del todo en desacuerdo contigo, tal vez algo sarcasticos los comentarios.
Lo de dejar elegir como quiere morir uno lo veo razonable, es como el fumar, porque tu fumas y has decidido no dejarlo, muy bien decidio quienes somos los demás para interponernos entre tu y tu ?
Y porque pagar campañas para los que han decidido no dejar de fumar o premiarlos por cambiar de parecer.No, no señor si quieres correr riesgos correlos, si quieres no llegar demasiado lejos no lleges !! Adelante con esa velocidad no controlada, pero no me des a mi !
Sdos.

Javi García dijo...

Hasta la fecha conservo todos mis puntos. Estoy de acuerdo contigo en la importancia de la libertad individual para tomar tus propias decisiones, siempre y cuando no causen dolor, daño o perjuicio a un semejante. Si alguien decide dedicar su vida a beber, fumar o consumir cualquier otro tipo de drogas, tiene absoluto derecho a hacerlo, siempre y cuando su entorno, familiares y amigos no paguen las consecuencias de su dependencia. Pero existen excepciones y el coche es una de ellas. Mucho cogemos el coche o la moto cada mañana y somos testigos de cómo algunos descerebrados convierten sus vehículos en bombas de relojería y la carretera en una ruleta rusa. Esas conducta han de ser erradicadas y la reducción de velocidad es un instrumento para hacerlo. Hacer electoralismo con estas cuestiones, como hizo el Sr. Aznar cuando cuestionó la reducción del límite de alcohol o como hace ahora el Sr. Mas con la velocidad, es una auténtica irresponsabilidad, es dar alas a los chalados que transforman los coches en la caja de resonancia de sus complejos. Y sí, tengo personas a quien quiero y que cada día cogen el coche, la moto e incluso el camión y me gusta saber que cada noche vuelven a sus casas de una pieza y cualquier medida encaminada a preservar su integridad física me parece poca. Y también tengo personas a las cuales, por desgracia, ya solo puedo añorar.

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo en el valor de la libertad individual. Yo quiero ser libre para decidir si fumo o no (siempre y cuando no moleste a otros), si me drogo o no (siempre y cuando no moleste a otros)No es que quiera decidir cómo morir, es que quiero decidir cómo no quiero vivir.
En el tema del coche...no se trata de un tema de libertades individuales porque se ve implicado (quiera o no quiera) el resto de personas (conductores o peatones).
Yo puedo elegir ser prudente en la carretera y no poner en peligro la vida de mis hijos o amigos, pero de repente puede llegar un imbécil que necesita ir a 180 para sentirse más machote y matarnos a todos.
Mi elección, mi libertad de acción, no tendrá ya sentido ninguno porque otro decidió por mí.