jueves, 20 de octubre de 2011

La "Brunete" empresarial


La “Brunete” empresarial, es decir, la patronal madrileña (CEIM) representante de la ultraderecha económica, presentó un documento en el que exigían la reducción de las indemnizaciones en caso de despido improcedente de los cuarenta y cinco días actuales a veinte. Y en el caso de los despidos objetivos, plantean reducirlos a doce días por año trabajado con un tope, en ambos casos, de doce meses. Además incluían en su carta a los Reyes Magos, la reiterada petición de reducciones de impuestos, la disminución de la representación sindical y la posibilidad de suspender el derecho a la huelga cuando concurrieran “circunstancias especiales”, concepto lo suficientemente ambiguo como para inducir al pánico y dejar una puerta abierta a que de facto, uno de los derechos fundamentales del movimiento obrero y el principal instrumento cuando la negociación se tuerce, desaparezca.

Más tarde la CEOE, con unas formas más suaves pero un tono igual de radical, venía a pedir más o menos lo mismo, sumando a su propuesta un argumento muy perverso: “si no hay salidas del mercado de trabajo, no puede haber entradas”, o lo que es lo mismo, si los desempleados quieren trabajar solo será posible si se despide a otros trabajadores. En resumidas cuentas, no hablan de buscar soluciones al grave problema del desempleo que existe en nuestro país, no se comprometen a crear más empleo. Su solución es simple (¿cómo no se le habrá ocurrido antes a nadie?): hacer rotar el paro. Transformar el mercado de trabajo en una puerta giratoria cuya característica esencial sea la inestabilidad laboral, aunque ellos posiblemente lo llamen eficiencia.

Lo que realmente no comprendo es porqué se andan con tantas tonterías y no exigen, con modales recios y gestos serios, que se declare el estado de excepción o que se militarice el mercado de trabajo. Si de lo que se trata es de utilizar la crisis como excusa y el empleo como chantaje para dar un giro ideológico a nuestra sociedad, emulando la revolución conservadora de Margaret Thatcher, van por buen camino. Y todo esto a cuenta de una presunta mayoría absoluta que les dan las encuestas. Qué no harán o propondrán si las urnas llegan a confirmarla.

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