jueves, 24 de abril de 2008

Crónicas de un marciano perplejo

Grandes esperanzas

La bella Estela juega al mus mientras sus benefactores permanecen ocultos tras editoriales y titulares. Pip no ha alcanzado aún la mayoría de edad, y si de ellos depende, acostumbrados como están a tutelar, a mandar sin dar la cara, nunca la alcanzará. La caverna mediática no se resigna a aceptar la derrota, saben bien que pueden ganar sin necesidad de cambiar, sólo es cuestión de tiempo y participación. Más tarde o temprano, esos "rojos" se cansarán de ir a votar, de oponerse a la sinrazón de sus palabras, dejarán de sentir asco por las ideas mezcladas con bilis. Entonces volverán a gobernar desde editoriales y emisoras. Mientras ese día llega, hacen lo que mejor saben hacer, desestabilizar. La bella Estela quizá tenga que esperar tres años a unas primarias, puede incluso que nunca llegue ese momento, pero mientras este argumento sirva como intimidación saben muy bien que la posibilidad de desestabilización les hace imprescindibles. A todo esto Pip, a falta de razones recurre a la amenaza, muestra de poder o de impotencia, a veces son la misma cosa.

Energúmenos

¿Qué ocurre cuando los encargados de velar por nuestra seguridad se convierten en la causa de nuestro miedo? ¿Qué ocurre cuando unos energúmenos se cuelgan la estrella de Sheriff y se transforman en justicieros de un mundo subterráneo, lejos de la luz, pero no de las miradas? ¿Cómo han logrado sentirse tan impunes para maltratar a los pasajeros? ¿Tan abandonados están que ellos han establecido un reino de taifa subterráneo con sus propias normas al margen del resto del mundo? o sólo siguen instrucciones de mano dura. Quizá alguien les dio permiso para reconquistar los andenes al grito de “¡El andén es nuestro!”. Sea por órdenes de la superioridad o por su propia frustración, ese es el privilegio del fracasado, esconderse en catacumbas y hacer de ellas su territorio.

Evasores

Ciento y pico ciudadanos españoles esconden su dinero en Lichtenstein. Otros muchos buscan paraísos más sencillos de pronunciar y recordar, no es cuestión de perder el botín por algo tan idiota como no recordar el lugar donde fue enterrado. Los ciudadanos de este país tenemos derecho a saber quienes son. Cuantos famosos esconden el beneficio de su popularidad lejos de quienes les admiran. Qué deportistas baten records fuera de las pistas. Qué artistas tratan de eludir sus responsabilidades fiscales, y si son los mismos que ponen el grito en el cielo cuando alguien se descarga una de sus canciones y llaman ladrones a quienes evitan pagar derechos de autor. Quiero saber en definitiva quién roba a todos los ciudadanos, quién nos roba hospitales, carreteras y plazas escolares, tenemos derecho a saber quiénes nos toman por imbéciles.

Partículas

Con la radiación no existen niveles de seguridad, sólo niveles de riesgo. Puede matar rápidamente, pero también esperar pacientemente largos años antes de hacerlo. Es invisible, inodora e insípida. Es difícil establecer la relación causa y efecto. Contamina de forma invisible, por eso es tan amada por quienes la defienden. La sutileza de la radiación permite enmascarar los hechos y las consecuencias. Las nucleares, empeñadas en ganar la carrera del futuro, no hacen más que mostrar sus defectos y peligros, no importa el tiempo que pase, su imagen es tan nefasta como la duración de sus residuos. Aunque pinten de color verde sus reactores, sus fugas y errores continuarán poniéndonos a todos la piel de gallina. Chernóbil es el ejemplo de que la mentira y la verdad, visibles o invisibles, causan victimas.

El arte de agonizar

De Madrid al cielo y para no olvidar la ciudad de tránsito algunos deberán abandonar el reino de este mundo entre dolores. Ahora la agonía, el dolor, es lo que nos hace humanos. La dignidad y la caridad ya no cuentan, es lo que nos aleja del creador. Los sacerdotes, quienes acostumbran a ver sufrir a sus semejantes sin pestañear, tendrán voz y voto en los comités que deciden sobre el dolor de las personas, sobre el futuro de los embarazos de mujeres violadas. Ahora podrán convertir cada sala de paliativos en una representación de la pasión de Cristo.
¿Su presencia será sólo una voz y un voto? O recuperarán las antiguas formas de los comisarios políticos, coaccionando con su presencia y denuncias las decisiones de otros seres humanos, que despojados de alzacuellos y sotanas comprenden mejor el sufrimiento y las necesidades de sus semejantes, porque son las propias.
Ya nadie irá a Madrid a morir, nadie querrá hacerlo en un lugar donde la ideología parece haber sustituido a la razón. Donde la fe desplaza a los hombres. Como Roma, será la ciudad eterna, que en un tiempo estuvo gobernada por hombres sin corazón, los mismos que ordenaron el martirio de tantos cristianos. Quienes tengan la desgracia de despedirse entre sufrimientos, tendrán que abandonar Madrid o atravesar el infierno antes de llegar al cielo.

Coherencia

Largas y complejas explicaciones casi nunca explican nada, sólo sirven para emborronar papel. Nos preguntamos porqué los ciudadanos se muestran tan abstencionistas y desconfiados, y a veces no es necesario buscar las respuestas en el viento, están en nuestros propios actos. El grupo socialista en la comunidad de Madrid votó a favor de una propuesta para construir treinta y dos chalets de lujo en la sierra madrileña: Sus votos no eran necesarios, allí otros tienen mayoría absoluta, para lo razonable y para las otras cosas también.
No era un hospital, ni una residencia, ni respondía a una necesidad pública urgente, era otro ejemplo de especulación. Podían haber votado en contra, abstenerse, incluso indignarse: Uno de los promotores era el tránsfuga, aquel tipo llamado Tamayo, el cual es posible que vendiera su ausencia al mejor postor, el mismo que les arrebató la mayoría hace años. Pero aún así votaron a favor. Aún así dieron argumentos a sus representados para no ir a votar. Dieron la impresión de que la política nada tiene que ver con ideas, principios o ilusiones, sino sólo con escaparates y escenarios donde representan un papel, para luego irse juntos a tomar unas cañas o a construir unos chalets.

martes, 22 de abril de 2008

"Los chicos del Fondo"

El dueño pagó una recompensa de cinco dólares. Louie pensó que ya le daría a George un dólar un día de estos. No iba a creerlo, pero qué demonios. Entre canallas andaba el juego, y la cancha era de barro. Cada cual que agarre lo que pueda.
John Steinbeck. El autobús perdido.

Algunos organismos parecen incluir el cinismo entre sus principios fundacionales y operativos. Según el FMI el actual incremento del precio de los alimentos puede provocar que cien millones de personas puedan volver a pasar hambre, desapareciendo de esta manera todos los avances logrados en estos últimos años. Esto lo dicen convencidos de la bondad de sus recetas económicas y financieras, como si sus consejos fueran la fórmula magistral para rescatar a millones de seres humanos de sus miserables condiciones de vida.

Suponiendo que esto es así, que es mucho suponer, cien millones de personas en un planeta con seis mil millones de habitantes, no es un éxito como para tirar cohetes, yo más bien diría que es un resultado bastante discreto, por no decir ridículo. Lo realmente increíble y milagroso es que cien millones de personas, muy a pesar de sus recetas económicas hayan logrado sacar un poco la cabeza del pozo de miseria en el que se encontraban y lo han logrado no precisamente gracias al interés que el FMI suele poner en las personas, sino exclusivamente gracias a su esfuerzo y sacrificio, porque desde luego esta institución junto con su hermano de correrías, el Banco Mundial, no les han puesto nada fáciles las cosas.

Su declaración señala a los biocombustibles como principales responsables del incremento de precios de los cereales. Esto es sólo una verdad a medias. En el caso del maíz seguramente es así, pero el cereal que más ha incrementado su precio ha sido el arroz y de este que yo sepa, el único alcohol que se obtiene es el “sake”. En esta lógica, sin ser economista, puedo anticipar que la cebada también sufrirá incrementos espectaculares. Mucho “sake” y cerveza tendremos que beber para poder creer en la "versión oficial" de los representantes del FMI. Porque algo huele a podrido en el reino de las finanzas cuando unos días después de estas declaraciones, el representante de una petrolera, insiste públicamente en las maldades de los biocombustibles.
En su afán clarificador o exculpatorio, "los chicos del Fondo" olvidaron mencionar otras posibles causas no tan coyunturales ni pasajeras como ellos han pretendido darnos a entender. No mencionaron como los productos agrícolas de la UE y de los EEUU, fuertemente subvencionados, han inundado los mercados de países del tercer mundo, llevando a la ruina a miles de agricultores que han ido abandonando sus tierras imposibilitados de competir con estos productos. Tampoco mencionaron que muchas tierras de cultivo han desaparecido engullidas por la industrialización y no lo explicaron porque estos factores complican mucho volver a una situación de normalidad y sólo dejan como resultado final incrementar la fragilidad de nuestros suministros alimenticios, una producción limitada a unos pocos países cuyos resultados agrícolas condicionarán el precio en todo el mercado mundial y esto sólo es una buena noticia para los intermediarios, para el resto de los seres humanos sólo es garantía de futuras dificultades.

Pero el colmo del cinismo es exigir a los gobiernos que pongan solución a las posibles hambrunas, que hagan frente a esta carestía con sus recursos. Ellos, los adalides del estado mínimo, defensores a ultranza de la mínima intervención del estado en los asuntos económicos, exigen ahora su intervención y no parecen hacerlo por razones de carácter humanitario, sino para evitar que las revueltas pongan en riesgo las inversiones y que los incrementos en el precio de los alimentos se transformen en reivindicaciones de carácter salarial que acaben con el "chollo" de la producción de bajo coste.

Para este neoliberalismo todo es flexible: los salarios, los empleos, las personas, incluso sus propios principios, todo menos los beneficios y hablando de estos, sería interesante saber que parte de responsabilidad ha tenido este capitalismo, impaciente y devastador, en el incremento del precio de los alimentos y del petróleo, porque tanta obsesión por obtener altas y rápidas rentabilidades pueden haber tentado a más de uno a especular.

miércoles, 16 de abril de 2008

Mad World

Te regalo las horas que viví
Entre cuatro paredes junto a ti,
Quédate con mis recuerdos,
Yo me voy aun más lejos
Pues ya lejos estoy.
Cecilia. Amor de medianoche.
Una amiga, de aquellas que sabe que el mundo nunca cambiará pero que a pesar de todo aún tiene intacta su capacidad para indignarse y entristecerse, me contaba, entre arcada y arcada, que una mujer de ochenta y seis años sufrió un accidente cuando iba a pagar su cuota atrasada de la comunidad. Llevaron a esta mujer a su casa y descubrieron con estupor que hacía meses que no tenía luz, y que en la habitación donde dormía sólo había una hamaca. Entre lágrimas, ya sabemos qué pasa cuando el estómago trata de escapar, casi siempre atropella al corazón, afirmaba no poder entenderlo. A algunas personas a veces sin más se les abren las cicatrices y se ponen a llorar, que estúpidas son, siguen vivas y creen en la justicia. No puede concebir cómo alguien debe pasar sus últimos días en este mundo sola, acostándose entre techos y paredes desnudas. No entiende como alguien puede acabar su vida en una puñetera hamaca.
No quiere comprender, es difícil ser y sentirse persona, cómo nuestra comunidad es capaz de dormir cada noche satisfecha, cuando hay personas que pasan sus últimos días cobijados sólo por su propia memoria. No comprende cómo alguien puede sobrellevar la desangelada indiferencia de sus semejantes sólo abrigado por una raída manta. No comprende cómo alguien se puede ir sabiendo que sólo el hedor les garantizará una sepultura.
Sinceramente, ojalá hubiera podido darle una explicación, ojalá hubiera podido decir sin ninguna duda que esta soledad y desamparo en forma de anciana era sólo una excepción, un inevitable accidente en un país con más de cuarenta millones de habitantes. Ojalá mi abrazo hubiera sido suficiente para convencerla a ella, y a mí mismo, de que esa soledad sólo era un error del sistema.
No sé vosotros, pero yo hay días que me siento muy cansado. Cansado de no ver soluciones, sólo palabras, de no poder explicar nuestra indiferencia hacía el desamparo de nuestros semejantes, de ser testigo impotente de cómo el presente engulle nuestra memoria y la condena a dormir en una puñetera hamaca. Cansado de querer cambiar el mundo, pero dándome cuenta de que en esa grandiosa, pero improbable tarea, olvidamos algunos detalles.
Estoy cansado de mirar el futuro mientras nuestro pasado y presente se marchitan en miserables condiciones, mientras se desvanecen en discreta soledad, cuando ya ni esta es necesaria, mucho antes ya son invisibles. Joder que especie, joder que legado… ¿Y para esto bajamos de los árboles? Hay días que mataría por ser una piedra.

domingo, 13 de abril de 2008

Olímpicas miserias

No sé si en las próximas olimpiadas se batirán muchos records, pero si sigue la tónica de las declaraciones de algunos miembros del COI, estas serán sin duda unas olimpiadas que harán historia.
La última perla la ha puesto el hijo de un antiguo miembro del COI, y esto demuestra que la herencia puede garantizar el puesto, pero no las cualidades necesarias para desempeñarlo. Este heredero, no ha tenido el más mínimo problema al afirmar que la presencia de los políticos es irrelevante en la inauguración de los juegos olímpicos. Para ello ha puesto como ejemplo al Sr. Sarkozy, el cuál dicho sea de paso no es santo de mi devoción, pero independientemente de mis preferencias, ha sido escogido por los ciudadanos franceses y mientras él o cualquier otro sean representantes de la soberanía popular, deberían ser tratados con mucho más respeto. Si bien las chulerías de algunos hacen unos titulares espectaculares, no ayudan mucho a que la imagen del COI ni la de sus representantes mejore, y en cambio, contribuyen, y mucho, a que los ciudadanos nos preguntemos qué clase de gente dirige el deporte y en qué apartado lugar de la luna toman sus decisiones.
Cuando miles de ciudadanos mostramos nuestra indignación por la violación sistemática y permanente de los derechos humanos; cuando manifestamos nuestro rechazo a que un estado sea premiado con unos juegos olímpicos por disparar a ciudadanos que se manifiestan (salvo que el “tiro al disidente” sea deporte de exhibición en estos juegos), se nos acusa de “politizar” el deporte, como si esta palabra pudiera exorcizar todos los demonios de su irresponsabilidad, al tiempo que silencian la protesta. Como si politizar fuera un insulto, como si ejercer el derecho a la libertad de expresión y manifestación fuera la quintaesencia de la miseria humana. Puede que para algunos tan poco acostumbrados a la transparencia y a ser agasajados mientras toman sus decisiones, estas protestas puedan resultarles incómodas, e incluso inoportunas. Pero los únicos que insultan son aquellos que corrompen el espíritu olímpico y ya de paso el de la dignidad humana, premiando a una dictadura sólo por ser rentable, sólo porque el sonido de la caja registradora apaga el ruido de botas y fusiles. Esto sí que es un insulto y un mensaje miserable al tiempo que alentador para otras dictaduras individuales o colegiadas.
Lo verdaderamente deportivo en este momento, sería dar una explicación de cómo un estado con una larga tradición de represión política fue designado sede olímpica, incluso cuando los altos niveles de contaminación atmosférica desaconsejaban esta elección. Sólo esperamos que los miembros del COI, haciendo alarde de su manifiesto espíritu deportivo superen todas nuestras expectativas en cuanto al número de dimisiones. Lo tienen fácil, no esperamos ni una.

viernes, 4 de abril de 2008

Hoy hace cuarenta años

Hoy les digo a ustedes, amigos míos, que a pesar de las dificultades del momento, yo aún tengo un sueño. Es un sueño profundamente arraigado en el sueño "americano".
Sueño que un día esta nación se levantará y vivirá el verdadero significado de su credo: "Afirmamos que estas verdades son evidentes: que todos los hombres son creados iguales".
Sueño que un día, en las rojas colinas de Georgia, los hijos de los antiguos esclavos y los hijos de los antiguos dueños de esclavos, se puedan sentar juntos a la mesa de la hermandad.
Sueño que un día, incluso el estado de Misisipí, un estado que se sofoca con el calor de la injusticia y de la opresión, se convertirá en un oasis de libertad y justicia.
Sueño que mis cuatro hijos vivirán un día en un país en el cual no serán juzgados por el color de su piel, sino por los rasgos de su personalidad.
Parte del discuro de Martin Luther King en el Lincoln Memorial. Marcha sobre Washington 1963.

Días de vino y rosas

Dicen los expertos que los días de vino y rosas han terminado, ahora toca mantenerse sobrios y apretarse el cinturón. Pero estos analistas de gráficas y estadísticas, a fuerza de observar la vida a través de columnas coloreadas de rosa, no se percatan o no quieren hacerlo, de que la realidad para muchos ciudadanos es ya desde hace tiempo de una obligada abstinencia, y que a fuerza de apretarse el cinturón ya no les quedan agujeros en él, ni aire que expulsar para poder seguir sus consejos.
Independientemente de si ha sido una fiesta o un partido de fútbol (los numerosos pelotazos justifican la duda), aún está por demostrar que este largo periodo de crecimiento haya sido aprovechado para sentar las bases de una economía más sólida y una sociedad más justa o sólo ha sido una alucinación provocada por el calentón inmobiliario. Sólo cuando la fiebre ceda, y ya ha empezado, podremos comprobar el verdadero impacto económico y social de estos años, y si el saldo de esta política económica rendida al ladrillo y a sus intereses es deudor o acreedor.
No soy excesivamente optimista, es el precio de seguir algunos consejos y mantenerse sobrio, nuestra sociedad ha visto desaparecer una gran parte de su patrimonio territorial y natural engullido por las recalificaciones, y a cambio no ha obtenido ningún beneficio. Nuestra competitividad se ha fundamentado en salarios bajos y no en una mayor productividad. El consumo no se ha sostenido sobre un mayor poder adquisitivo de los ciudadanos, sino en su endeudamiento. La fiesta del ladrillo sólo ha sido posible gracias a nuestro esfuerzo financiero, y cuando finalmente ha llegado la tantas veces anunciada recesión, crisis o como diablos se llame ahora, muchos ciudadanos continuarán teniendo que hacer frente, en peores condiciones, a los compromisos económicos contraídos para comprar una vivienda, mientras los principales beneficiados de este esfuerzo disfrutan plácidamente de su resaca. Y esto me preocupa, porque si este país, aparentemente es capaz de generar mucha riqueza, aún parece incapaz de redistribuirla y de evitarse asimismo la vergüenza de que un veinte por ciento de sus conciudadanos vivan en el umbral de la pobreza, y sospecho que será también incapaz de evitar que este porcentaje en tiempos difíciles no se incremente.
No nos engañemos, Trichet lo ha dejado muy claro, la prioridad es combatir la inflación. Los tipos de interés no bajarán y los salarios no pueden esperar seguir el ritmo de la inflación. Toda una declaración de intenciones. Quizá hubo días de vino y rosas, pero ahora sólo nos queda la desamparada soledad de Lee Remick alejándose por una calle iluminada por el neón de un bar. ¿O era el de un banco? Ya casi no lo recuerdo.