jueves, 20 de diciembre de 2012

Odio los lunes

Hay un hecho que en nuestro entorno social es habitual, y es que el arma más peligrosa que podríamos encontrar en el bolso de nuestras madres, sería una lima para las uñas. Lo verdaderamente absurdo, por mucho que lo permita una constitución, es que tu madre además de afecto y cariño, te provea de un completo arsenal. Las razones que pueden llevar a una persona a convertir su casa en un polvorín, mezclando armas y desequilibrados, es para la mayoría de nosotros un misterio, que solo se explica en un contexto de absoluta indiferencia, desconocimiento o negación de lo que se cuece entre las paredes de tu hogar. 

Estoy convencido de que esa estupidez supina es consecuencia de una doble banalidad. Por una parte la de permitir que las armas se conviertan en artefactos tan cotidianos como un televisor. Y por la otra, la de una sociedad envilecida en la que el sufrimiento o la muerte de un semejante queda casi siempre reducido a impersonales y lejanas decisiones tomadas en despachos por gente, que tras condenar a muerte a miles de personas mediante intermediarios, regresan a sus casas, se sientan a la mesa con toda su familia y dan gracias al Señor por los alimentos que van a recibir. No es sorprendente que esos tipos experimenten la existencia como una constante amenaza, ni tampoco que quienes dividen el mundo entre buenos y malos, blanco o negro, sientan la necesidad de dormir con una pistola bajo la almohada. Claro está que quizá después de pasarte la vida sermoneando a tu familia sobre el Álamo, el Apocalipsis o el final de la supremacía blanca, no debería ser extraño que alguno de los tuyos, llevado por el entusiasmo o por la enfermedad mental, decida hacer una salida para ajustar las cuentas a cualquier judío, masón, librepensador o ciudadano con el que se cruce, y ya puestos a realizar un ataque preventivo que mejor objetivo que una guardería (el mal hay que arrancarlo de raíz). 

De nuevo en ese país tan extraño y cada vez más lejano, llamado EEUU se abre el debate sobre la posesión de armas (y van...), un debate, que como todos los anteriores se acabará diluyendo. Tras la tormenta el armero volverá a sus armas, el pistolero a sus pistolas, el accionista a sus dividendos y las víctimas al olvido. Obviando nuevamente que la única finalidad de un arma es la de matar y que para hacerlo, no hay que tener ningún motivo en especial, es suficiente con que odies los lunes*.

 *Brenda Ann Spencer.

viernes, 7 de diciembre de 2012

El tiempo se agota... la paciencia también


El mundo es estupendo cuando tienes una excusa y si ésta incluye un culpable entonces además es maravilloso. Es una lástima que siempre haya circunstancias tan irrelevantes, como la realidad, o gente poco dispuesta a participar del idílico paisaje que la versión oficial pretende construir. Estos políticos que nos gobiernan, se dirigen al resto de los mortales con el tono que debió utilizar Moisés cuando descendía del Monte Sinaí, aunque a diferencia de él, que se conformó con romper las tablas contra el suelo, éstos pretenden hacerlo sobre nuestras cabezas, si nos da por adorar a ese becerro de oro llamado justicia social o por prestar atención a las palabras de esos profetas que predican la economía según Keynes.

Si no somos capaces de entender motu proprio “que tomar las medidas necesarias, que realizar las reformas estructurales aceptando los inevitables sacrificios, son pasos imprescindibles para retomar la senda del crecimiento y volver a crear empleo” ellos nos lo harán entender a golpe de catecismo neoliberal o de pelota de goma, con preferencias por éstas últimas, porque de todos es sabido que la letra con sangre entra. Claro que el devenir de sus intenciones se encuentra con serios problemas que los están dejando algo desconcertados y en sus balbuceos se nota que empiezan también a estar superados. El primero de ellos es realizar una contrarrevolución económica sin contar con un puñetero tanque que meta en vereda a tanto disidente de la versión oficial. No nos engañemos, las porras intimidan, pero los tanques acojonan. Segundo hacerla con modos e instrumentos propios de las últimas décadas del siglo XX, es decir, ignorando completamente que ahora las fuentes de información son múltiples y su transmisión casi instantánea (alguna ventaja debería tener eso de la aldea global). Tercero, que hay varias generaciones, sobradamente preparadas, (puta educación pública), que no solamente saben protestar, sino también argumentar la protesta con elementos muchos más consistentes que los perpetrados de forma cotidiana por los voceros oficiales y espontáneos. Y por último, y no por eso menos importante, sus fortunas, sus vínculos e intereses compartidos con los poderes financieros, sus sueldos escandalosos, sus privilegios obscenos a cuenta del contribuyente, su corrupción que casi parece una conducta genéticamente condicionada o sus cuentas en Suiza (ahora entendemos porque ponen tan poco interés en perseguir el fraude fiscal), les restan mucha credibilidad a sus proclamas.

Reconozcamos que esta crisis está poniendo en evidencia a los canallas que nos dirigen. Que sus intenciones de regalar la sanidad y la educación pública que tanto dinero y tiempo nos ha costado levantar, solo son una parte de su perversa ecuación, la otra es crear una democracia censitaria de hecho, en la que solo puedan ejercer sus derechos quienes tengan dinero para hacerlo. La única conclusión es que están completa y absolutamente locos, están apretando demasiado y solo es cuestión de tiempo que su codicia, traducida en estupidez y torpeza política, acabe contestada por un estallido social de imprevisibles consecuencias. El tiempo se agota, la paciencia también. Luego se preguntarán cómo fue posible que un hecho irrelevante encendiera las calles. Eso señores, se llama revolución, y la Historia nos da muchos ejemplos, y llegados a ese punto no hay porra ni disparo capaz de detener los acontecimientos. Pero en fin, son estúpidos, sordos, arrogantes o prepotentes y confían demasiado en que los ciudadanos no seremos capaces de articular una respuesta ante la evidente deriva autoritaria de los gobiernos o frente al saqueo de derechos y libertades.

sábado, 24 de noviembre de 2012

En el portal de Belén


Recuerdo un cuento de Arthur C. Clarke que leí hace mucho tiempo, no recuerdo el título, en el que descubren un mundo que había sido habitado por una civilización destruida por una supernova. Haciendo indagaciones acaban por descubrir que el estallido del sol de ese sistema, coincide con un evento trascendente en la historia de los seres humanos. El relato finaliza preguntándose el narrador porqué Dios tuvo que destruir toda la vida de un planeta para anunciar al hombre la llegada de su hijo. Este relato quizá demuestre que el actual Papa anda escaso de originalidad y por supuesto también de sensibilidad. El obispo de Roma, parece ciertamente vivir en un reino que no es de este mundo, en un universo distorsionado por la complacencia y distanciado de los problemas reales de los seres humanos.

Apoyada en movimientos conservadores, cuando no abiertamente reaccionarios, como los “kikos” o el Opus Dei, el catolicismo, no así el cristianismo, está mostrando lo peor de sí mismo, a través de su inquebrantable alianza con el poder económico y político, en perjuicio de la mayoría. No podemos negar que la Iglesia Católica desde que se convirtió en la única fuerza capaz de vertebrar el imperio romano (al menos durante un tiempo) ha jugado en Europa un papel fundamental en el sostenimiento de sistemas políticos, casi siempre de carácter represivo y de naturaleza opresiva. Su poder se justifica en la fe de millones de creyentes, aunque se sustenta en una minoría privilegiada con la que mantiene un largo y prospero idilio.

Ahora el Papa nos sale con una interpretación teológica que nos ha dejado pasmados. Si no había burro ni buey en el portal de Belén, o si María era virgen o no, son cuestiones de trascendencia capital, especialmente con el panorama que tenemos. Evidentemente estas conclusiones demuestran la gran talla intelectual de Ratzinger. Seguramente San Agustín, Santo Tomás de Aquino o incluso Maimónides derramarían lágrimas de emoción ante tanta grandeza, volviendo a acreditar (por si no estaba claro) que los conflictos sociales, la depredación económica o el cambio climático tienen poco interés para una Iglesia añorante de los tiempos en los que la ignorancia llenaba las iglesias y las desviaciones doctrinales eran tratadas por inquisidores y demás guardianes de la fe.

Hemos tenido Papas que han santificado saltándose sus propios procedimientos. Otros que en nombre de una ortodoxia intransigente han ordenado silencio a voces disidentes y ahora se atreven a echar a las entrañables figuras del burro y el buey del portal de Belén. A mí lo que me gustaría saber es cuándo llegará un Papa capaz de expulsar a todos los mercaderes del Templo de Salomón. Ese sí que sería un gesto digno de un titular.

domingo, 11 de noviembre de 2012

Cielos encapotados


Hace un tiempo haciendo zapping experimenté una extraña coincidencia, en dos canales diferentes emitían dos series distintas, ambas coincidían en que el “malo” era el mismo actor, uno de esos secundarios de lujo condenados a repetir una y otra vez actos de maldad, la mayoría de las veces de forma muy convincente. Estuve pensando si no acabarían cansándose siempre de hacer los mismos papeles, de ser odiados, de convertirse siempre en la representación de todo aquello que un ser humano debería despreciar. Incluso pensé cómo les explicarían a sus hijos, que su padre, el villano atrapado en el televisor, solo era una invención que nunca lograría escapar para aterrorizarle ni a él, ni a nadie. 

Quizá el hijo le creería. Los hechos posiblemente sustentarían la creencia, puede que con el tiempo descubriría que su padre nunca tuvo la oportunidad de demostrar al mundo su talla de actor o incluso su bondad. Aunque también es posible que al crecer y contemplar el mundo acabara llegando a la conclusión de que independientemente de los actos de la ficción de su padre, estos no eran nada comparados con los de los monstruos sin rostro del mundo real. Esos que pese al rastro de miserias y vidas arrasadas que van dejando a su paso, nunca dan la cara, evitando hacer ostentación de su condición. Viven atrincherados tras balances, tras un océano de intereses que les permiten poner distancia con las consecuencias de sus decisiones, refugiados tras una maraña de intermediarios que con entusiasmo o desganada obligación les hacen el trabajo sucio. Muestran sorpresa e indignación cuando alguien les acusa, como si entre su codicia y el suicidio de una persona no existiera causa-efecto. 

Tienen la conciencia muy tranquila, como los “malos” de la ficción parece que solo representen un papel. Pero a diferencia de las películas, los muertos no se desprenden de su máscara de sufrimiento, ni el dolor de los familiares es creación de un guionista. Esta gente con el corazón en la cartera o en Suiza, solo esperan a que el temporal amaine, aunque en esta ocasión lluevan personas y en los charcos se mezclen barro y vidas. Tras cristaleras que convierten sus despachos en cálidos invernaderos, miran el cielo encapotado de mezquindad, acostumbrados a no ser salpicados por las inclemencias que ellos contribuyen a provocar. Esta vez debería ser diferente, en esta ocasión, los muertos así lo exigen. Sus castillos de complacencia deberían convertirse en las urnas funerarias de un sistema, en celdas con tan solo una ventana que diera al cielo, para que pudieran comprobar cómo en su ausencia el tiempo se despeja y la vida prosigue. 

lunes, 5 de noviembre de 2012

Promesas incumplidas. Costumbres confirmadas


Tras una campaña repleta de despropósitos, de promesas, más tarde incumplidas, e irrealizables compromisos de expulsión de inmigrantes, el PP logró la alcaldía de Badalona, la tercera ciudad de Cataluña. Apenas dos años después de formarse ese gobierno los hechos ponen en evidencia que la corrupción es para esta organización una conducta intrínseca a su forma de gobernar. Posiblemente su visión patrimonial del estado (les ampara el derecho divino a hacerlo) y su desapego a los principios democráticos básicos, que solo parecen interesarles cuando están en la oposición, hacen que su gobierno tenga un tono totalitario y unas formas caciquiles de las que nuestra ciudad no se ha librado.

En este breve lapso de tiempo transcurrido han dejado claro que sus únicos éxitos, si pueden ser clasificados de esta manera, han sido la intimidación y la falta de respeto a las leyes. Ellos que tanto apelaron a la ley y el orden, en estos meses han tenido tiempo de perseguir a empresarios de origen inmigrante, de saltarse a la torera la inviolabilidad del domicilio, de pedir dinero a empresarios utilizando a la guardia urbana, y de extorsionar (presuntamente) y gastar 700.000 euros del ayuntamiento para hacer obras en viviendas de particulares, algo que recuerda mucho a lo ocurrido en Marbella hace unos pocos años. Todo esto acompañado de una imagen que ha demostrado su patético perfil político y cultural, rozando en algunos casos una ignorancia que haría sonrojar a cualquier alumno de primaria.

Ahora el Sr. Alcalde, superado por los acontecimientos, pretende reducir todo a las acciones de un solo concejal, como si él asunto no fuera con él ni con el resto de cargos políticos implicados en otros asuntos o beneficiados directamente por las reformas en sus domicilios a cuenta del contribuyente. Este alcalde piensa que apartado uno solo de los concejales de su responsabilidad, la cuestión quedara liquidada y olvidada. Pero es necesario dejar claro que quien inició la presión a los empresarios extranjeros, dejándolos en una posición de indefensión y vulnerabilidad que permitió más tarde la extorsión, fue él. Su estrategia demagógica revela la irresponsabilidad de sus consignas. Incluso si como él sostiene, desconocía los hechos, estamos ante un caso de incapacidad para controlar a su equipo, así que las posibilidades son muy pocas, o es cómplice o es un incompetente.

Posiblemente su único propósito era ser alcalde al precio que fuera. Tras alcanzar este objetivo todo lo demás se ha reducido a improvisar, generando un desconcierto y descontrol administrativo en la ciudad que ya empieza a traducirse en malestar generalizado entre vecinos y entidades sociales y culturales. Ahora bien, el porqué nadie ha planteado a estas alturas un moción de censura que ponga freno a la degeneración institucional de la ciudad, es un misterio. Posiblemente por intereses personales, o cálculos políticos difícilmente comprendidos por la ciudadanía.

Si no se actúa, si los partidos políticos no superan sus diferencias, anteponiendo la dignidad de nuestra ciudad a sus pequeños reinos de mezquindad, solo lograrán dos cosas; la primera que los ciudadanos acaben pensando que su inacción solo es el resultado de la complicidad, que ellos, más allá del ruido y aspaviento mediático, no hacen nada porqué también tienen algo que ocultar. Y la segunda, que permitir que los gobiernos que amparan a corruptos salgan impunes, es toda una oferta a que la corrupción se instale en nuestra ciudad como antes lo hizo en otras. Ha llegado el momento de actuar, aunque el resultado no esté garantizado, los grupos políticos deben de hacer algo para demostrarnos a los ciudadanos que no todos son iguales. La ciudad lo requiere, los ciudadanos lo necesitan. No está en juego el poder, sino algo mucho más importante que el señor Albiol parece desconocer, algo llamado integridad.

domingo, 28 de octubre de 2012

¿Quién da más?



Seguramente la virtud no tiene precio. En cambio, la virginidad siempre lo ha tenido, mayor o menor, pero de una manera u otra siempre acababa siendo cuantificado. Puedo comprender que un macho de hommo sapiens sapiens, criado en un sistema cultural (como el medieval), que reducía a las mujeres a simples úteros o las transformaba en el origen de todos los males y pecados, pudiera exigir en su contrato matrimonial que la doncella fuera virgen, más que nada porque en términos biológicos esa cualidad era una garantía que podría evitar, al menos a priori, que tuviera que cargar con los vástagos de otro macho sin tanta obsesión por la “integridad” de las damas o interés por cuestiones formales más propias de notarios y letrados.

Bien es cierto que desde la edad media algunas cosas han cambiado, ya casi nadie se desplaza en caballo y la gente en general vive menos atenta a los castigos divinos provocados por la debilidad de la carne (empezando por los mismos que predican esos castigos). Sin embargo podemos comprobar que aún hay tipos que viven obsesionados con ser “el primero”, y mujeres dispuestas a obtener un provecho económico de ese estado transitorio, o no, llamado virginidad. Todo esto viene a cuento de esa jovencita brasileña de muy buen ver que puso a subasta su virginidad y en estos casos como es habitual en ferias de ganado o en una lonja de pescado, se la llevó quien más ofreció. La puja ganadora fue de 600.000 euros.

No es la primera vez que tenemos noticias de una subasta de esta naturaleza, que por otra parte son tan viejas como las vejaciones que sufren las mujeres, salvo que en estos casos, que sepamos, no ha mediado comisionista, chulo, proxeneta o alcahueta, aquí todo el asunto se ha ventilado sin intermediarios, sin que nadie saque tajada del asunto, o lo que es peor, sin que nadie intervenga para impedir lo que a todas luces es un despropósito. La acción de esta descerebrada, con más tetas que dignidad, solo sirve para alimentar el machismo, la cultura del desprecio a la mujer y su reducción a un simple objeto sexual, a una mercancía más, susceptible de ser vendida, comprada o explotada, solo sujeta a los vaivenes del mercado y del capricho del pagador.

Si las leyes, por lo menos en nuestro país (y en la mayoría), impiden que una persona pueda vender sus órganos, porqué permiten que una mujer ponga a la venta su virginidad. Vale, es verdad, sin un hígado es imposible vivir, sin virginidad es posible hacerlo, incluso sin añoranzas. Pero, digo yo que algún límite deberemos establecer a este mercadeo que reduce a los seres humanos a cajas de repuestos o a simples instrumentos sexuales. Quiero suponer que la libertad de mercado debe de ser limitada no por esta chica, sino por otros millones de mujeres que consideran que su cuerpo no está a la venta y que por actos estupidos se ven expuestas a que su dignidad sea cuantificada por unos tipos con dinero y genes de esclavistas. Si al final es solo el dinero el que manda, el único principio que ya comprendemos, al menos espero que la cantidad esté sujeta a imposición, a ver si de ahí se sacan unos eurillos que puedan servir para que otras mujeres puedan tener una oportunidad sin necesidad de prostituirse.


domingo, 21 de octubre de 2012

La sospechosa educación


Para el poder la cultura siempre ha sido sospechosa, salvo aquella que podía ser utilizada para sus propios fines. Otro tanto le ocurre a la educación, mientras sea un vehículo de adoctrinamiento ideológico, de apaciguamiento social o que permita construir buenos y obedientes ciudadanos, tampoco supone un problema. Ahora bien, la cultura y la educación tienen efectos secundarios inesperados e indeseados. A veces, dan como resultado personas capaces de pensar por sí mismas, poco dispuestas a comulgar con ruedas de molino o a asumir las consignas sin rechistar. O lo que es aún peor, poniendo en evidencia las contradicciones de unos líderes políticos y económicos que, a fuerza de hacer lo que les viene en gana, ya no se toman la molestia ni de esforzarse para dar explicaciones que puedan resultar convincentes. Quizá por ese motivo han iniciado, a cuenta de los recortes, aunque con una clara intención ideológica, una reforma educativa que expulsará del sistema a muchos estudiantes.

Los mismos que con sus políticas económicas estimularon el abandono prematuro de los estudios, por la urgente necesidad de mano de obra para construir la burbuja inmobiliaria, utilizan el fracaso escolar como argumento para retornar a los viejos tiempos de “Una Grande, Libre y Católica”, a un modelo escolar que alentaba y alimentaba las desigualdades (resulta curioso que estos tipos que reniegan de la teoría de la evolución, cuando se trata de interpretar la sociedad sean más darwinistas que Darwin). Lamentablemente esta tendencia y necesidad de reducir a los seres humanos al estado de ignorancia, convirtiéndolos en simples cajas de resonancia de sus consignas u oraciones, parece un proceso generalizado. Un fanático (da igual su excusa religiosa) trató de asesinar a una niña cuya grave falta fue la de alentar a otras crías a acudir a la escuela.

¿Qué pretende esta derecha rancia y elitista que se permite el lujo de tratar de chusma a unos policías?* Eso somos para ellos, da igual la nación. ¿A qué aspiran? A reducir a las gentes de nuestro país a un rebaño de obedientes ignorantes, a condenar a la mayoría de los ciudadanos a ser mano de obra barata sin derechos y sin protestas. Mientras, ese ministro de educación impresentable y mal educado tira balones fuera de campo, nuestros jóvenes, los más preparados y con más iniciativa, buscan su futuro fuera de nuestras fronteras. Países como Alemania se benefician de esta expulsión. En esta especie de reedición financiera de la Lebensraum, nos descapitalizan en términos humanos, posiblemente el saqueo más cruel y que más persistentes efectos tiene en una sociedad. El gobierno ante esta apropiación inmoral de los recursos invertidos en esos jóvenes permanece impasible, alentando la marcha para reducir la presión social, al tiempo que pretende asegurarse, con sus planes educativos, que en el futuro solo los suyos puedan estar en condiciones educativas y culturales de exigir mejores condiciones de vida.

viernes, 12 de octubre de 2012

Patrias

Nosotros los pueblos de las Naciones Unidas resueltos a preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra que dos veces durante nuestra vida ha infligido a la Humanidad sufrimientos indecibles, a reafirmar la fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana, en la igualdad de derechos de hombres y mujeres y de las naciones grandes y pequeñas, a crear condiciones bajo las cuales puedan mantenerse la justicia y el respeto a las obligaciones emanadas de los tratados y de otras fuentes del derecho internacional, a promover el progreso social y a elevar el nivel de vida dentro de un concepto más amplio de la libertad, y con tales finalidades a practicar la tolerancia y a convivir en paz como buenos vecinos, a unir nuestras fuerzas para el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales, a asegurar, mediante la aceptación de principios y la adopción de métodos, que no se usará; la fuerza armada sino en servicio del interés común, y a emplear un mecanismo internacional para promover el progreso económico y social de todos los pueblos, hemos decido aunar nuestros esfuerzos para realizar estos designios.
 
Artículo 1. Apartado 2. Fomentar entre las naciones relaciones de amistad basadas en el respeto al principio de la igualdad de derechos y al de la libre determinación de los pueblos, y tomar otras medidas adecuadas para fortalecer la paz universal. 

Carta de las Naciones Unidas. 

Estoy un poco cansado de las patrias que solo existen en la imaginación de trovadores e inventores oficiales y oficialistas de mitos, de tanta monserga a cuenta de la unidad de España. Nuestra historia lamentablemente no es más que la narración que realizó una dictadura para adecuarla a sus intereses, eso que se denomina nacional catolicismo. Empezando por los glorificados Reyes Católicos, artífices según esa escuela de la unidad de España; un absurdo para cualquiera que se haya molestado en leer algo de historia. Ese matrimonio sobre el que tanto se ha hablado, no fue más que una unión dinástica. Tanto Isabel como Fernando, conservaron los derechos sobre sus reinos y éstos, sus fueros. Aclarando ya de paso, para los “Bambis” que se creen cualquier historia heroica que les cuentan, que tras la muerte de Isabel, la nobleza castellana despidió de una patada a Fernando, que volvió a su reino, dejando el trono de Castilla libre, vacuo y expédito para Juana (“la Loca”). El centralismo es un invento francés importado por Felipe V, el primer Borbón, quien supongo que influenciado por su abuelo, Luís XIV, El rey Sol, se dispuso a pasarse los fueros por el puente de Adriano. La eliminación de las instituciones y fueros catalanes fueron el resultado de una derrota militar, lo que en la época se llamaba, y ahora creo que también, derecho de conquista. 

Por otra parte conviene también recordar en este lado del Ebro, que la alta burguesía catalana, a cuenta de la libertad de Catalunya, lleva jugando a la puta y a la Ramoneta casi dos siglos. Durante el XIX los grandes industriales catalanes vendieron su amor patrio a cambio de proteccionismo arancelario frente a la industria francesa e inglesa y protección militar frente al movimiento obrero. Más tarde, ya durante la II República, no tuvieron empacho en recurrir al Tribunal de Garantías Constitucionales, cada vez que la Generalitat dictaba una norma que perjudicaba sus intereses, y que tampoco tuvieron demasiado problema en colaborar y beneficiarse de una dictadura que les garantizó largos años de “paz social”. 

 Dicho esto, más que nada, como decía la canción, “para refrescar memoria”, todos deberíamos ser conscientes de que tanto la derecha catalana como la castellana han logrado que en este país se vaya a votar, a la vuelta de un poco más de un mes, pensando en un futuro posible o improbable, eso ya se verá, y olvidando un pasado inmediato caracterizado por el recorte de derechos sociales. Mucha patria, pero que a sus trabajadores les den, votaron en Madrid a favor de la reforma laboral. Y los otros, los hijos de la más rancia de las Castillas, de esa Castilla intemporal e inventada por una dictadura, que quiso borrar a Machado, que escupe sobre Miguel Hernández o niega el derecho a una sepultura digna a García Lorca, no solo demuestran en cada declaración que de Isabel y Fernando el espíritu impera, sino también esperan, llegado el momento, el mismo perdón electoral a cuenta de la indivisible unidad de la patria. Y a todo esto un tercio de los niños de “las Españas” o de Catalunya, y más de un veinte por ciento de sus ciudadanos viven en la pobreza y en riesgo de exclusión social. Y sinceramente, ninguna patria vale el hambre de un niño o justifica la muerte de un ser humano, porque al final las banderas para lo único que sirven es para tapar miserias y cubrir cadáveres.

domingo, 7 de octubre de 2012

Justos por pecadores


Decían de la mujer del César que además de ser honrada debía parecerlo. He utilizado el pretérito imperfecto porque en estos tiempos canallas que corren, al César y a su mujer la honradez parece preocuparles poco y no tienen inconveniente en pasear su indecencia por todos los titulares de la prensa diaria, con un desparpajo y una caradura que no pierden ni a la entrada ni a la salida de los juzgados, una actitud que resulta, como mínimo, desconcertante. Evidentemente no me refiero a nadie en concreto, entre otras cosas porque los ejemplos son tan numerosos que si nos propusiéramos hacer una lista de nombres implicados en prácticas corruptas o poco éticas, esta competiría en grosor con el de las páginas amarillas de una ciudad de tamaño medio.

 Ahora bien, ¿cómo hemos llegado a este punto? Seguramente no existe una sola razón que pueda explicarlo. La tradición, una dictadura que convirtió el dejar hacer en uno de sus soportes y posiblemente también esa filosofía individualista y rapaz que ha justificado el capitalismo de casino. Aunque si esos casos son tan abundantes en la vida pública, ha sido también por la indiferencia, tolerancia y por supuesto el abandono de nuestra responsabilidad como ciudadanos. Si existe un número tan elevado de políticos imputados en causas por corrupción la responsabilidad última es nuestra, o al menos de aquellos ciudadanos que pese a las evidencias han continuado votando las listas de partidos que acogían a esos individuos. Con frecuencia nos quejamos de la acción de los tribunales, de las condenas ridículas que se producen, eso si alguna vez llega a realizarse el juicio. Sobre el poder judicial nuestra capacidad de influencia es limitada, algo por otra parte sorprendente en una sociedad democrática. Sin embargo todos podíamos emitir un veredicto castigando en las urnas a los partidos que presentaban candidatos implicados en casos de corrupción y no lo hicimos. 

 Hemos permitido que las razones ideológicas, los intereses individuales, la red de favores y los discursos vacíos apelando a cualquier imbecilidad con fuerte impacto emocional nos nublaran el juicio, obviando lo evidente, que estábamos consintiendo con nuestra indiferencia que la política y la economía acabaran apestando. Ahora despertamos de nuestro irresponsable sueño y no solo nos echamos las manos a la cabeza, sino que también, en nuestra indignación, metemos a todos los políticos en el mismo saco. Por fin nos damos cuenta de que nuestro futuro está en manos de unos mangantes sin escrúpulos y sin vergüenza. Ya no resulta tan divertido ver cómo esos tipos juegan con nuestra salud o la educación de nuestros hijos. Y sobretodo desconfiamos de ellos porque sabemos que son hábiles a la hora de llenarse los bolsillos, pero incapaces de sacarnos de este atolladero. Estamos descubriendo que la complicidad se acaba pagando y en este caso, también la pagamos justos por pecadores.

domingo, 30 de septiembre de 2012

Gente de bien


A veces envidio a las personas que tienen las cosas claras o en su defecto tienen la suficiente cara dura como para ir por la vida ignorando los hechos o negando las evidencias. El Sr. Rajoy, en uno de sus pocos comentarios, afirmaba sentirse apoyado por la “mayoría silenciosa” que no se suma a las manifestaciones de protesta, no solo contra los recortes de nuestros derechos, sino también para mostrar su oposición al giro ideológico que quieren imponer a nuestra sociedad. El comentario, simple en el análisis y perverso en la intención, fruto posiblemente del desconcierto, da por hecho que no acudir a una manifestación coloca automáticamente al ausente entre los defensores de la política económica y social del gobierno. Tanta osadía, (repito, consecuencia del desconcierto, ya que esta derecha solo sabe lidiar con el descontento si puede dispararle, con bolas de goma, no seáis mal pensados), es causa suficiente para provocar un ataque de risa, si no fuera porque sospechamos que en el fondo se cree sus propias palabras.

 Lamentablemente las intenciones de estas palabras van mucho más allá, al establecer una perversa diferenciación entre los ciudadanos en función de su actitud frente a la pérdida de calidad democrática que nuestras vidas están experimentando gracias a las imposiciones de los neoliberales. Ese universo de buenos y malos, donde la bondad se equipara a la resignación o a la militancia ideológica, es una invitación a la división, al menosprecio de quienes piensan de forma diferente mientras tratas de transformarlos en delincuentes, triste calificativo que pone los pelos de punta, porque así consideró y juzgó la dictadura a quienes defendieron la República, como simples criminales. Aunque la II República es ya historia, las palabras que justificaron el golpe de estado y la represión posterior han sobrevivido intactas en una parte de la sociedad de este país. 

Esa parte de la sociedad, que se considera a sí misma gente de bien, resulta en general peligrosa, porque su miopía, egoísmo y codicia les puede hacer tomar caminos muy inesperados cuando consideran que su posición de poder está en peligro. Es entonces cuando la división entre buenos y malos se carga de tragedia, cuando cualquier salvajada está justificada en nombre de la Justicia, de Dios o de la Patria, con tal de exterminar la disensión, llamada para la ocasión “maldad”. Aunque conviene hacer una matización a las palabras de Rajoy, esa gente, a la que él mismo pertenece, no es gente de bien (ni de mal necesariamente), sino gente bien. Y aunque los términos se parecen, no son lo mismo.

viernes, 21 de septiembre de 2012

¿Dónde vas...triste de ti?


Pasado los cuarenta hay dos cosas con las que me resulta complicado convivir, una es con los consejos que no he pedido, y la otra es con aquellos que se permiten el lujo de poner límites a nuestros sueños. De los primeros poco hay que decir, normalmente son personas con insuficiencia cultural y cuyo máximo pensamiento abstracto es decidir con que mano se van a rascar los huevos. Esta gente por algún motivo piensa que su posición los eleva a los altares de la sabiduría, considerándose con la suficiente autoridad como para dar consejos, algo que resulta bastante cargante, especialmente cuando nadie les ha pedido su opinión. 

Ahora bien, estos tipos, residuos de la sociedad de la banalización, son salpullidos cotidianos con los que debemos lidiar. Al fin y al cabo, realizan una importante función social, la de recordarnos que la ignorancia nunca es muda y sí muy atrevida. Pero otra cuestión muy diferente son aquellos que no solo se atreven a aconsejarnos, sino también a decirnos cuáles son las ilusiones o los sueños adecuados, apelando al realismo. Un realismo definido por sus intereses y pontificado desde la nube de algodón en la que viven. En este último caso a veces, quienes nos quieren llevar por el buen camino en los sueños y en la vigilia, son individuos que lo hacen revestidos de una autoridad resultado de un hecho, tan poco meritorio como haber sido un embrión en el útero adecuado. Más allá de otras consideraciones, uno es príncipe heredero y más tarde rey, no porque sea el mejor, ni el más listo (normalmente), ni siquiera el más capacitado, sino tan solo por ese absurdo y trasnochado concepto del derecho de nacimiento. 

Ese derecho de nacimiento, salvo por el propio interesado, no debe de ser compartido por demasiados ciudadanos.No obstante la mayoría nos resignamos mientras se limita a realizar el papel que le asigna la Constitución, pero cuando ya se pone en plan padrecito, saltándose sus atribuciones constitucionales al hacer discursos de naturaleza política, uno empieza no solo a cuestionarse porqué sus impuestos tienen que sostener una institución con la que solo comulga por imperativo legal, sino que también es lícito preguntarse dónde estaban sus palabras cuando España se implicó en una guerra ilegal. Porqué entonces no dio un discurso condenando la agresión militar y rechazando la aventura equinoccial del Lope de Aguirre que presidía el gobierno en aquellos tiempos. ¿Dónde están sus palabras de compromiso, más allá de los inevitables gestos de cara a la galería, con quienes pasan dificultades? ¿Dónde está su firmeza cuando se trata de proteger el bienestar, la salud y la educación de los ciudadanos (antes llamados súbditos) pero que aún deben rendirle pleitesía? 

Si sigue así posiblemente será rey pero no reinará. Con el tiempo sus palabras, como las de otro rey castellano, acabarán rebotando en las frías paredes del Escorial, el precio de tanta ausencia e indiferencia puede transmutar el “¿Dónde estás?”, por el “¿Dónde vas...triste de ti?”

sábado, 15 de septiembre de 2012

Principio de Hanlon


Dice el Principio de Hanlon que nunca le atribuyas a la maldad lo que puede ser explicado por la estupidez. Aunque hay que ser muy flexible a la hora de interpretar este principio y no torcer la nariz cuando se trata de la famosa película del Profeta. Hasta ahora se sabe, al menos públicamente, que un inexistente director judío reunió un capital procedente de inversores, también judíos, aunque en otras versiones los responsables son coptos (cristianos egipcios). Bien, reunida la pasta, los actores, el equipo técnico y la dirección, es decir, veinte y la madre, (vamos, como para pasar desapercibidos y no dejar ningún rastro), se fueron a algún lugar tranquilo a rodar la película, que una vez terminada y montada fue proyectada en un cine. Hasta aquí la historia de cualquier producción de bajo presupuesto y peor calidad de las cientos que se realizan cada año, incluso alguna la podemos llegar a padecer en televisión. Lo extraño y lo que transforma lo que hasta ese momento era una ridícula e insultante farsa en un peligroso juego político, comienza cuando esta película es subtitulada y colgada en internet, teniendo una difusión inaudita y unas consecuencias previsibles.

 Me cuesta mucho aceptar que esto es el resultado de una gamberrada. Quizá la película sí que lo fuera (solo quizá), pero lo que está claro es que quien se tomó la molestia de subtitularla y colgarla no solo sabía perfectamente lo que hacía, sino que también como mínimo debió intuir que las imágenes y su explicación no sentarían nada bien a la comunidad musulmana. El resultado, una ola de violencia antiamericana y antioccidental difícil de recordar, embajadas asaltadas, pasividad de algunas autoridades locales, un embajador estadounidense muerto y todo ello en plena campaña presidencial. Demasiadas casualidades como para no recordar el precio que tuvo que pagar el presidente Carter con el asalto de la Embajada de los EEUU en Teherán y el posterior secuestro de su personal.

Vale, es cierto que los EEUU durante el mandato de Bush se cubrieron de gloria, y que Guantánamo sigue abierto por el bloqueo que los republicanos han ejercido en el Congreso, pero pese a todo esto debemos reconocer que Obama ha tratado de reducir el conflicto con los países musulmanes y enterrar, como política de estado, la nefasta teoría del choque de civilizaciones. Incluso el más recalcitrante antiamericano, deberá reconocer que es injusto que una nación sufra las consecuencias de las acciones de unos “particulares” de incierto origen y profesión. Seguramente la ola de violencia se está extendiendo gracias al resentimiento, la incitación y la pasividad de unas autoridades, políticas o religiosas, que prefieren que la frustración de sus pueblos queme embajadas ajenas antes que palacios propios. Sea como fuere tengo la extraña sensación de que todo este asunto tiene más de conspiración que de estupidez. Y como en toda novela negra, buena o mala, la primera pregunta que se hace el detective ante un crimen es preguntarse quién se beneficia de él. Desde luego Obama no.

sábado, 8 de septiembre de 2012

Star Trek. Cuarenta y seis años viajando...


El espacio: la última frontera. Estos son los viajes de la nave estelar «Enterprise», en una misión que durará cinco años, dedicada a la exploración de mundos desconocidos, al descubrimiento de nuevas vidas y nuevas civilizaciones, hasta alcanzar lugares donde nadie ha podido llegar.




"Segunda estrella a la derecha. Todo recto hacia el mañana." Capitán James T. Kirk.

viernes, 7 de septiembre de 2012

Sexo, mentiras y cintas de vídeo


Nuestra derecha que está en los cielos, tan montaraz y asilvestrada como en los tiempos del Alcazar de Toledo, sigue construyendo el mundo sobre el bien, que ellos representan, y el mal, que somos todos los demás. Y desde esta peligrosa simplicidad filosófica transforman a sus opositores en enemigos, a la sociedad en su campo de batalla y a las personas en instrumentos desechables, en víctimas de su carencia de escrúpulos y proporción. Hace pocos días algunas web dieron difusión a un vídeo de carácter estrictamente personal con la intención de humillar a una mujer solo por su condición de concejal socialista, ignorando las más mínimas normas éticas y morales, que tanto gustan citar, y obviando el derecho a la intimidad de las personas.

No conocen reglas porque se consideran en una permanente guerra contra todos aquellos que no comparten sus ideas, y a la vista de su fracaso ideológico y político a la hora de solucionar los problemas que realmente preocupan a los ciudadanos, recurren al juego sucio. Evidentemente sus conciencias están tan limpias como la de los cruzados que asaltaron Jerusalén, ya que la fe está de su lado y sus tropelías serán perdonadas en confesionarios complacientes y complacidos con sus acciones. Esta estrategia de recurrir a la vida personal de los políticos para eliminarlos de la escena pública es la exótica importación que da más valor a una supuesta felación que a una guerra ilegal.

Si finalmente la concejal llega a dimitir, se generará un peligroso precedente, uno que hará que las ideas, la actividad política y la honradez en la gestión pública solo sean elementos accesorios. Si ya consideramos que demasiados políticos están supeditados a intereses ajenos al bien común, solo necesitamos que también sean los títeres de una ideología totalizadora y represora que desde la invisibilidad del anonimato, controle quién puede hacer política en función de la “rectitud moral” de sus vidas personales. No es sorprendente que quienes ignoran a curas pederastas, políticos corruptos y otras vilezas, haciendo de la hipocresía el hilo conductor de sus vidas, tengan interés en convertirnos en unos farsantes que compartan su perversa y enfermiza visión del ser humano, solo así se sostendría la extorsión.

jueves, 30 de agosto de 2012

Ecce homo

“He aquí el hombre”, pensó la octogenaria leyendo el título de la obra o evocando las palabras de Pilatos. Da igual, la buena mujer con mucha voluntad, deseos de ayudar o simplemente llevada por la fe, logró con su intervención (desconocemos si guiada por una mano divina) elevar un cuadro irrelevante a la categoría de fenómeno mundial. Antes de que nadie me lance, metafóricamente hablando, un ladrillo a la cabeza, aviso de que no desprecio la obra de ningún artista, bueno de algunos sí, pero a esos casi siempre les va de puta madre, así que les debe importar un comino la opinión de sus semejantes. Aclarado este delicado punto tenemos que reconocer que la mujer pecó de arrogancia al pensar que con un poco de Mistol arreglaba los problemas del cuadro, pero también fue capaz de confesar su error, un ejemplo que debería ser seguido por todos, políticos incluidos. También es verdad que nuestra constitución impide que ninguna persona mayor de setenta y cuatro años sea encarcelada, como tampoco contempla la pena capital o la amputación de manos, así que lo mismo antes del acto de confesión hubo uno de consulta (jurídica), pero eso son detalles que no vienen al caso.

La cuestión, lo verdaderamente importante desde mi humilde y daltónico punto de vista, (que perdió todo su entusiasmo por la pintura después de Hopper), es que al anónimo cuadro pre-restauración le están lloviendo elogios y a la abuela, la mejor representante que ha podido tener un artista, chuzos de punta. Evidentemente la anciana se merece los chuzos, pero lo que no tengo tan claro es que el cuadro se merezca demasiados elogios (con todos los respetos). Además, si no ponemos muy puñeteros podríamos hacer un repaso a algunas de las “restauraciones” de obras realizadas por expertos, que desde luego no desmerecen el trabajo de la abuela del Mistol. Por citar solo un ejemplo muy cercano, hace unas semanas tuve un gran susto, pensé que iba a sufrir ceguera de montaña cuando contemplé en televisión la presentación del Patio de los Leones tras su restauración. Realmente mi primera impresión es que transmitían imágenes de la inauguración de alguna pista de hielo, tanto blanco brillante invitaba a patinar, pero no, era el resultado final de “años” de trabajo (luego hablan de productividad). Cualquiera podría pensar que el uso del Patio de los Leones, expuesto al inclemente sol del verano andaluz, era el de torturar a invitados inoportunos o a prisioneros. Aunque también era posible que a alguien se le hubiera ido la pelota con la restauración.

Si excavamos un poco parece ser que el leonino patio solo tenía la simple y humilde grava y unos pocos árboles ( qué agradable es la sombra), y que la obsesión por el mármol solo es una de las muchas interpretaciones que corren por ahí, ganando la opinión del que tenía que limpiarlo. Así que en cuestión de restauraciones, el que esté libre de cagadas que tire la primera pincelada. Aunque nadie se ha preguntado si la anciana, influenciada por el manga, realizó una reinterpretación. Seguramente hubiera sido más adecuado que la hiciera sobre lienzo blanco, pero corren tiempos de crisis económica y de humildad. Cualquiera con un pincel y dos horas en un taller de pintura parroquial cree que puede mejorar la obra de otros.

domingo, 26 de agosto de 2012

Caballería patética

Esta es una crisis que trata de ser resuelta recortando derechos para preservar privilegios. La insistencia en utilizar términos como el de consolidación fiscal o racionalización de la administración pública, tan solo son meros eufemismos para dar a la contrarreforma un aire de racionalidad o de inevitable lógica numérica que son del todo incompatibles con la realidad de los hechos. Si tanta preocupación existe respecto a los ingresos fiscales, resulta extraño que se recurra a incrementar los impuestos indirectos, a gravar con más intensidad las rentas del trabajo mientras se ignora la economía sumergida o algo tan simple, y al parecer tan injusto, como establecer un impuesto, aunque sea de naturaleza temporal, a las grandes fortunas o a las multinacionales, para quienes nuestro país, gracias a las deducciones, casi tiene la consideración de paraíso fiscal.

La indignación y necesidad crecen y esta realidad a los discursos oficiales no solo les resulta incómoda, sino que también lanzan toda su caballería contra ella cuando se pone en evidencia. Si hay personas necesitadas, hurgando en los contenedores de los supermercados, se les pone un candado para evitar que la comida desechada sirva para alimentar a un semejante. Si un grupo de sindicalistas “expropian” alimentos, toda la maquinaria del estado de derecho se pone en funcionamiento para ponerlos derechos y la sacro santa propiedad privada mantenga su virtud intacta, no vaya a ser que una multitud de desarrapados secunden el ejemplo o pasen de expropiar el equivalente de unos miserables euros de arroz a pensar que la banca debería de ser pública y al servicio del bien común o como dijo Cicerón, el bien del pueblo es la ley suprema.

Hace unos meses a la “caballería” hubiera añadido el calificativo de “pesada” aunque ahora solo me atrevo a añadir el de “patética”. La verdad, a estos señores del PP las contradicciones entre la realidad y sus fantasías discursivas les revientan las costuras, desbordando sus argumentos. Seguramente tras las figuras públicas hay genios estableciendo las estrategias y las excusas, pero debemos reconocer que sus comunicadores dejan bastante que desear cuando los sacas de aquello de que “España va bien”. Sirvan como muestra unos pocos ejemplos, comenzando por esa presidenta de comunidad autónoma (esta vez no es la Espe) que afirma que los políticos están mal pagados, cuando su sueldo y el de su marido mantendrían a un puñado de familias. Pasando por la del presidente de gobierno que se monta las vacaciones en plan místico y nos recuerda que no solo somos materia, sino también alma, obviando la máxima latina “Primun vivire deinde philosophari”, algo extraño para quien ha sido educado en colegios católicos tan dados a enseñar latín y aquello del haz lo que digo pero no lo que hago. Y terminando en la Defensora del Pueblo, vaya ironía, que se suma a la persecución de los sindicalistas alegando que las pobres chicas (por las cajeras) fueron “maltratadas”, mientras ignora las colas en los bancos de alimentos y calla respecto a los recortes sanitarios o educativos.

Debemos reconocerlo, esta mierda de revolución conservadora no va a ninguna parte si no es con la ayuda de miedo, de fascistas (casi siempre es lo mismo) o de nuestra indiferencia, porque desde luego con sus patéticos argumentos no convencen ni a los suyos. Mientras tanto los viejos fantasmas de la civilizada Europa empiezan a despertar: la desprotección sanitaria, la injusticia impositiva, el hambre y la explotación de los trabajadores renacen. La vieja semilla que transformó este continente en un campo de batalla vuelve a la carga. Nazis en las calles de Atenas persiguiendo judíos, perdón inmigrantes ilegales, hienas solitarias disparando a niños, falangistas españoles convocando manifestaciones por la democracia (que tiene cojones el asunto). Y nadie parece preocuparse. Seré un histérico, pero tanto facha levantando el brazo empieza a ponerme nervioso. Posiblemente alguien con más juicio me diría que todos esos pasos son necesarios para intimidarnos y para que las explicaciones, por más absurdas que sean, nos resulten convincentes. Esa persona, bastante más lista que yo, podría afirmar con mucho sentido de la lógica, que la mejor cura para perder el miedo a un conservador, dispuesto a saquear tu futuro, es un nazi alzando el brazo invitando a perseguir la diferencia. Los extremos, diría este amigo, tienen la virtud de convertir la desproporción y el despropósito en un mal menor.

miércoles, 15 de agosto de 2012

Harry Harrison

—Bueno, si eso es lo que quieren decir, ¿por qué no ponen simplemente «Odiad más al enemigo»? — se quejó Bill. Apuntó con el pulgar a la pared más lejana, donde había un cartelón con el título CONOCED AL ENEMIGO. Representaba una ilustración a tamaño natural de un chinger, un saurio de dos metros diez de altura que se parecía mucho a un canguro verde cubierto de escamas y con cuatro brazos, pero con cabeza de cocodrilo —. ¿Quién iba a ser la hermana que se quisiese casar con una cosa así? ¿Y qué iba a hacer una cosa así con una hermana, excepto quizá comérsela?
Ansioso colocó una última pizca de púrpura en una bota y tomó otra. Arrugó el ceño por un breve instante para demostrar lo seriamente que pensaba.
— Bueno, verás, esto... No se refiere a una verdadera hermana. Es tan solo parte de la guerra psicológica. Tenemos que ganar la guerra. Para ganarla, tenemos que luchar duro. Para luchar duro, tenemos que ser buenos soldados. Los buenos soldados deben de odiar al enemigo. Así es como van las cosas. Los chingers son la única raza no humana descubierta en la galaxia que haya sobrepasado el estadio del salvajismo, así que naturalmente tenemos que aniquilarlos.
— ¿Qué diablos quieres decir con eso de naturalmente? Yo no quiero aniquilar a nadie. Tan solo quiero volver a casa y ser un Operador Técnico en Fertilizantes.
— Bueno, no me refería a ti personalmente, por supuesto. ¡Je, je! — Ansioso abrió un nuevo bote de crema con manos tiznadas de púrpura, e introdujo sus dedos en el interior — Me refiero a la raza humana. Así es como hacemos las cosas. Si no los aniquilamos, serán ellos quienes lo hagan con nosotros. Naturalmente, ellos dicen que la guerra va contra su religión, y que tan solo luchan para defenderse, y que jamás han realizado ningún ataque. Pero no podemos creerlos aunque sea cierto. Podrían cambiar su religión o cambiar de idea algún día, y entonces ¿qué pasaría? La mejor respuesta es aniquilarlos ahora.

Bill, Héroe Galáctico.

lunes, 6 de agosto de 2012

Una lectura no recomendada

Título: Patriotas
Autor: James Wesley Rawles
Recomendación de lectura: Solo si simpatizas con el Tea Party, eres un fanático de las armas o estás preparándote para el fin del mundo o preparando un atentado (los detalles para fabricar explosivos son espeluznantes). Si quieres conocer de primera mano la aberración ideológica del Tea Party y patentes similares este libro te espantará pero no te defraudará.

Supongamos que una crisis financiera provoca un colapso económico y social. Los sistemas de transporte, distribución y producción de alimentos se detienen. El caos y la violencia se extienden por los EEUU provocando ciento sesenta millones de muertos. Pero aquí no acaba la lista de males; tras varios años de colapso se organiza un gobierno federal, un reducido grupo de políticos y miembros de la antigua élite económica y militar se hacen con el control del gobierno de forma muy poco democrática, pretendiendo imponer, con ayuda de la ONU y de Europa, un reinado de terror que no respetará vidas ni haciendas, con tal de lograr sus objetivos. Sin embargo nuestros protagonistas son un grupo de personas que llevan años preparándose para un acontecimiento de esta naturaleza. Ellos, que más adelante se autodenominarán la Milicia del Noroeste, pasan los días, armados hasta los dientes, leyendo la Biblia y rezando. Forman uno de esos grupos de supervivencialistas, son gente recta, de conducta irreprochable e inmaculada alma. Son la esencia de los EEUU, las raíces que sostienen el podrido árbol en el que se ha convertido su país. Ellos, ayudados por su espíritu indómito, firmeza ideológica y Dios, regenerarán la nación devolviéndola a la senda espiritual de los Padres Fundadores.

Si algún calificativo merece este libro, aparte de infecto, es el de aburrido, llegando a ser soporífero. Como novela deja mucho que desear y como historia también. La obsesión por las armas y la munición ocupa muchas páginas del relato, detalles técnicos precisos e innecesarios, más propios de un catálogo, convierten la lectura en todo un reto para todo aquel que no trata de sustituir su pene por un fusil o su clítoris por una ametralladora (en esta historia, como en el Tea Party, las chicas son guerreras). Sus personajes, de tan arquetípicos, acaban transformados en ridículas caricaturas dispuestas a disparar contra todo aquel que en su enfermizo universo está corrompiendo su nación. La técnica narrativa es simple y lineal, sin complejidades. Cuando crea tramas paralelas estás desaparecen sin más explicaciones, no queda claro si este abandono de personajes y tramas, es el resultado de las carencias técnicas del narrador o simplemente una forma de evitar el complicar la vida a sus lectores. Leer exclusivamente la Biblia y las circulares de la Asociación Nacional del Rifle debe tener efectos indeseados en las habilidades lectoras.

El libro tan solo es un listado de enemigos, reales o imaginados, de amenazas potenciales y de agravios que deben ser subsanados. Entre los enemigos están los moteros que viven del saqueo, el asesinato y la violación. Las amenazas potenciales están representadas por dos jóvenes, rápidamente ejecutados, no por sus ideas por supuesto, (encuentran en su equipaje varios ejemplares del libro rojo de Mao), sino porque son caníbales que se alimentan de niños (Mao ad portas o “cuidadín” con los chinos). Y los agravios son subsanados cuando una vez ganada la Segunda Guerra Civil (así la bautiza el autor). El estado federal es reducido a su mínima expresión, se elimina cualquier prestación social, el derecho a portar armas es establecido sin ninguna restricción y Europa es “liberada” (suponemos que de su perversa y socializante tendencia a financiar sanidad y educación publicas). Eso sin mencionar la condescendencia y el paternalismo respeto a judíos y negros, cuyo trato desprende un tufillo racista solo contenido por la necesidad de reunir simpatías políticas. En resumen, no es un libro que aconseje salvo que tus motivos estén incluidos entre los expuestos al principio. Eso sí, si te decides a leerlo, prepárate para asustarte por su contenido reaccionario, a bostezar por su pobreza narrativa y por supuesto, puestos a devolver el golpe (Ley del Talión), no pagues por él, busca a un amigo o conocido que te lo preste.

lunes, 23 de julio de 2012

Tal para cual


Hace unas semanas Angela Merkel con mucha razón “riñó” a todos aquellos que se habían aprovechado de la burbuja inmobiliaria española. Doy por supuesto que esta riña la hizo extensiva a los bancos alemanes que obtuvieron grandes beneficios durante el tiempo que duró la burbuja. La principal preocupación de un acreedor es cobrar las deudas y la banca alemana no es una excepción. Con el rescate de 100.000 millones destinado a sanear el sistema financiero español, ya aprobado por amplia mayoría por el Bundestag, ellos ya han resuelto su principal preocupación. Lo que pase luego ya no les incumbe. Y está ocurriendo lo irremediable, el resto de acreedores, a los que se le han sumado los inevitables especuladores, quieren también garantizarse el pago y la forma de lograrlo es a través de la intervención de España.

No podemos reprocharles sus intenciones, además motivos para la desconfianza y excusas para su actuación no les faltan. No me gusta que los alemanes condicionen mi futuro en su deseo de proteger a sus bancos. Aunque puedo entender que un ciudadano alemán mire con desconfianza a nuestro país, un lugar que parece inundado por los casos de corrupción y donde el dinero parece haberse esfumado en aeropuertos fantasmas y en estaciones de AVE desiertas. Tampoco a nadie le gusta que su dinero sea despilfarrado por unos mangantes, y los alemanes no son una excepción. Si a esto le sumamos un gobierno incompetente, aislado en su arrogancia y un presidente de gobierno llegado al poder más por los errores ajenos que por sus propias virtudes, y cuya única estrategia en política es no intervenir a la espera que la situación se resuelva sola, en este contexto es natural que los especuladores traten de obtener el máximo beneficio o los acreedores salvar sus inversiones.

Ahora nuestro gobierno descubre las maldades de los “mercados” y las perversas consecuencias de la especulación financiera, cuando durante años no solo la han alimentado ideológicamente sino que también han participado en ella. Recordemos la vinculación del ministro de economía Luís de Guindos con Lehman Brothers. Resulta que los tiburones de las finanzas no establecen diferencias pese a las simpatías ideológicas, y el hecho les ha cogido con el paso cambiado. Los que iban a solucionar todos los problemas en un pispás, se encuentran atrapados en la misma red de perversos intereses que ellos contribuyeron a crear y mantener, un ejemplo de venganza poética si no fuera porque si ellos sudan tinta china, nosotros derramaremos lágrimas de sangre. Y como no hay dos sin tres, la inefable Espe, que no sabe mantener la boca cerrada, ya habla de corralito, una forma estupenda de incentivar la fuga de capitales. Claro que tan poco acostumbrada está a responder de sus errores que eso le trae sin cuidado, solo le preocupa su ambición política. Por lo demás, que arda Troya si es necesario para lograr sus objetivos, justo como los especuladores, en el fondo son tal para cual.

domingo, 15 de julio de 2012

!Qué se jodan!

Si efectivamente hay que hacer sacrificios para el progreso de la humanidad, ¿No resulta esencial atenerse al principio de que los mismo sacrificados deben tomar la decisión? Todos podemos decidir sacrificar algo propio, pero¿tenemos el derecho a echar a la pira mortuoria a los hijos de los demás, o incluso a nuestros propios hijos, en aras de un progreso que no resulta ni la mitad de claro o tangible que la enfermedad o la salud, la vida o la muerte?

Howard Zinn. La otra historia de los Estados Unidos.


Si este país tuviera una tasa de desempleo del 3% y si en el mercado de trabajo la oferta superara a la demanda, tendría sentido justificar la reducción de la cuantía de la prestación de desempleo para estimular la búsqueda de un trabajo. Lamentablemente este no es el caso, y cuando la mencionada tasa en nuestro país ronda el 25%, el comentario queda reducido a una simple consigna ideológica, con nulo valor empírico, destinada exclusivamente a la bancada de los afines, hermanados por la pobreza intelectual y moral de quien nunca se ha tomado la molestia de mirar sobre quien meaba.

El ! Qué se jodan! de esa diputada, hija de un cacique provincial imputado en varios delitos cuya instrucción parece estar en coma, solo expresa un sentir. Resume de forma castiza, la clasista y despreciativa interpretación que de sus semejantes hacen los privilegiados. Unos privilegiados que hablan del esfuerzo de oídas, hijos de una casta de vividores acostumbrados a mandar sin dar explicaciones, a tratar a sus semejantes como simple servidumbre, y para quienes la igualdad queda restringida a un reducido y exclusivo circulo social formado por amiguetes y amigotes con quienes comparten negocios y matrimonios. Son endógenos en lo biológico y un claro ejemplo de fisión binaria en lo ideológico. Sus ideas se transmiten de padres a hijos sin apenas alteración. Solo unos pocos, y en contadas ocasiones, se toman la molestia de observar la vida que transcurre en los rincones de sus salones, en las sombras que los destellos de sus egos no son capaces de vencer. En definitiva, su único objetivo en esta vida parece ser el ser felices, comer perdices y ocultar sus barrabasadas bajo toneladas de hipocresía así como el dinero del saqueo bien resguardado, mientras algún amiguete o amigote les apaña una amnistía fiscal.

Ahora vamos a suponer que este país, al que algunos llaman Españistán y otros Absurdistán, harto de tanto despropósito y saqueador con modos de meapilas, decidiera liarse la manta a la cabeza y salir a la calle para solucionar los problemas al estilo jacobino, esa tradición que durante un tiempo llevó de cabeza a la nobleza francesa. Imaginemos que un ficticio tribunal popular, tan ecuánime y respetuoso con los derechos de los procesados como lo fueron los tribunales militares con los republicanos tras la guerra civil, decidiera condenar a uno de los tipos que convirtieron el Congreso de los Diputados en un tablao, a una larga condena de cárcel por el absurdo, aunque posiblemente bien motivado, delito de traición al pueblo. Supongamos que al oír la sentencia, la masa inculta, asilvestrada, fanatizada y resentida (así sería calificada por los medios de comunicación conservadores de todo el mundo) interrumpiera la lectura de la sentencia con hurras, aplausos, vitores y algún que otro “qué se jodan”, seguramente sería un espectáculo lamentable, aunque no sé si alguien se atrevería a calificarlo de incompresible.

martes, 10 de julio de 2012

Paseando su arrogancia

De forma repetida he expuesto las similitudes de la actual crisis con la Gran Depresión. Sus causas son casi análogas, las recetas que aplican nuestros gobiernos parecen una copia literal de las aplicadas en aquel momento y por supuesto, los resultados serán igualmente desastrosos. Sin embargo hay un hecho, casi de naturaleza anecdótica, que marca una diferencia sobre la que quizá convendría reflexionar. En el 29 las ventas de los coches de lujo cayeron en picado, no solo porque el número de “millonarios” se redujo, sino sobretodo, porque quienes aún mantenían sus fortunas, optaban por disimular su condición de ricos. Interpretar si esta decisión fue resultado de la discreción, de la vergüenza o del miedo, es una cuestión menor, lo realmente importante es que hubo un tiempo en el que un gran número de ciudadanos pasó hambre, y los ricos consideraron oportuno ocultar su opulencia.

Hace un tiempo, leyendo sobre la caída en la venta de coches, reparé en un detalle, todos los segmentos de automóviles reducían sus ventas salvo el de los coches de lujo. Así a primera vista, el dato parece carecer de importancia, aunque tengo la impresión de que revela parte de una triste realidad, que los privilegiados de nuestros tiempos no tienen o bien la vergüenza o el sentido común de sus antecesores. Les importa muy poco el sufrimiento de las personas y se sienten lo suficientemente seguros para pasear, sin disimulos, su arrogancia por las calles de nuestras ciudades, mientras muchos pasan penalidades.

Dicen que los pueblos tienen los gobiernos que se merecen, no sé si esa afirmación es correcta o no, aunque sí tengo claro que cada sociedad tiene los ricos que se merece. Podemos echar pestes de banqueros indecentes, de políticos cómplices o complacientes y de inversores desquiciados por la codicia, pero al final la única conclusión posible es que su condición solo es posible gracias al resto de los mortales. Nos envían a la guerra y desfilamos llenos de orgullo camino del matadero, nos toman el pelo y les rendimos pleitesía, roban nuestro futuro y envidiamos su astucia, nos vacían los bolsillos y lamentamos que no se nos haya ocurrido la idea antes a nosotros. De verdad, no tengo nada claro si ellos son muy listos o nosotros unos completos gilipollas, o que tanto unos como otros hemos perdido la virtud de la mesura.

jueves, 5 de julio de 2012

Bosón de Higgs

Hace unos años, cuando se inauguró el Gran Colisionador de Hadrones, no tenía nada clara su utilidad, ni por supuesto el sentido de una inversión multimillonaria cuando se despreciaban otros proyectos científicos. Aunque también es verdad, y eso sí debemos reconocérselo, que muy pocas de esas posibles investigaciones podrían ser vendidas como un instrumento de naturaleza casi metafísica, ya que gracias al Colisionador se podría demostrar la existencia del Bosón de Higgs. Ante tan trascendental posibilidad, aquellos que aprobamos física por los pelos nos preguntamos: ¿qué es eso del Bosón? ¿Algún personaje o comarca del Señor de los Anillos? Mi ignorancia, posiblemente compartida por muchos, requirió que para evitar que el honrado contribuyente torciera el morro al preguntarse porqué era necesario gastarse tantos millones en la búsqueda de algo tan ridículo como una partícula, se le asignase el épico epíteto de “Partícula de Dios”. Y claro, con la Iglesia hemos topado, porque evidentemente una cosa es despreciar el gasto de unos pocos millones en buscar una vacuna eficaz contra la malaria o cualquier otra chorrada por el estilo, y otra muy diferente negar que se tire la casa por la ventana en la búsqueda de la esencia de los Dioses.

Realmente el tema tiene narices, no solo por el contrasentido de que unos científicos adultos y en perfectas condiciones mentales utilicen a Dios para justificar un experimento, sino también porque el aparato ha resultado, en términos económicos, un pozo sin fondo. Aunque algo de milagroso sí debe tener el Gran Colisionador, ya que pese a la ola de recortes en servicios e inversiones públicas (esas que estimulan la economía y crean empleo), el “juguete” ni se ha enterado. Ayer la prensa anunciaba a bombo y platillo, no sé si para subirnos la moral o la fe, que: “Los científicos del laboratorio europeo CERN han anunciado este miércoles en Ginebra (Suiza) que tienen pruebas más que sólidas de que han observado por fin el bosón de Higgs”. Dicho en román paladino, que lo mismo la han encontrado, pero no están seguros. Algo no necesariamente negativo, al fin y al cabo, el escepticismo es una necesaria base científica. Claro que dicha afirmación, en boca del mismo grupo de científicos que hace unos meses anunciaron haber descubierto que los neutrinos eran capaces de viajar a mayor velocidad que la luz para después desdecirse, es como para dudar y preguntarnos si este anuncio no será una nueva pifia cuyo objetivo es tapar la anterior.

Pese a lo que se pueda interpretar de mis palabras, no tengo nada en contra de la Física, ni mucho menos de la ciencia, pero que me tomen el pelo y se gasten el dinero de mis impuestos en nombre de Dios, sin poder decidir a qué investigaciones se destinan los recursos, ya me resulta más molesto. Si de verdad esa investigación es tan trascendental y urgente para la humanidad, en lugar de recurrir al dinero público deberían pedírselo prestado a la Iglesia, al fin y al cabo, ella es la experta en cuestiones divinas.

miércoles, 27 de junio de 2012

Ruleta rusa


Tanta pugna a cuenta de Eurovegas solo pone una evidencia que hacer el ridículo para nuestros políticos no es una excepción, sino la norma. Tampoco sabemos si ese estado de estupidez supina responde a causas medioambientales, genéticas o si es simplemente consecuencia de una absoluta y bovina supeditación a especulativos intereses empresariales. Desde luego alguna explicación debe de haber, incluso considerando las de naturaleza esotérica, cuando estos políticos hacen cola para practicar un felación mediática a un magnate que no tiene empacho en invitar públicamente a invertir en Europa y especialmente en España, “porque aquí todo está en venta a precio de saldo”. Argumentan que la defensa del proyecto responde a la necesidad de generar empleo, un razonamiento creíble si no fuera esgrimido por los mismos que nos tienen empantanados en su prioridad de la lucha contra el déficit y despreciando, o al menos tomándose con mucha parsimonia, las elevadas cifras de desempleo.

Es oportuno desconfiar del entusiasmo de quienes son capaces de proteger con pasión a los bancos, mientras para los desahuciados por esas mismas entidades, salvadas con impuestos y que elevarán un déficit que todos pagaremos, solo tienen hipócritas palabras de consuelo. Es inevitable considerar como la posibilidad más plausible, que tras tanto aspaviento solo exista el miserable deseo de beneficiar a unos pocos o simplemente que la mayoría de los políticos sean ludópatas, en cuyo caso, bienvenidas sean todas las Eurovegas, casas de apuestas o mafias del juego del planeta, a ver si así esos indecentes se entretienen con el Black Jack o el Jack Daniel’s (una actividad no es incompatible con la otra) y dejan de jugar a la ruleta rusa con nuestro futuro.

martes, 19 de junio de 2012

Un hombre de su tiempo

Una niña escocesa de nueve años tuvo una sencilla idea, genial por su simplicidad, la de abrir un blog para fotografiar la comida servida en la escuela, invitando a otros niños a participar, resaltando que era importante incluir en los comentarios asociados a los platos, el número de pelos encontrados. Por curiosidad miré alguna de las fotos publicadas y debo reconocer que cualquiera de los menús mostrados tiene la virtud de quitar las ganas de comer, el hambre ya es otra historia. Lo más llamativo fue la reacción del centro escolar, que lejos de presentar sus excusas por los posibles pelos y su innegable contribución a la anorexia infantil, se limitó a prohibir el blog, alegando, con mucho descaro y ganas de despertar las conciencias en estos tiempos de altas tasas de desempleo, la posibilidad de que los trabajadores de las empresas de catering pudieran perder sus empleos.

El director del centro demostró ser un hombre de su tiempo, un tipo capaz de articular una respuesta de acuerdo a las circunstancias en las que vivimos, un claro ejemplo de mimetismo que merece ser tomado en consideración. Nada de excusas o dimisiones, directamente pasa de todas esas antiguas y decrépitas cuestiones relacionadas con la responsabilidad y se apunta al carro de prohibir exhibir la realidad alegando causa mayor. No limita el derecho a la libertad de expresión porque tenga los genes de un fascista, sino por el bien de unos trabajadores mal formados y peor pagados que no conocen la importancia de utilizar redes para el cabello cuando se manipulan alimentos.

Más allá de la cuestión alimenticia está la cuestión educativa. La censura ejercida por un “profesor” en un trabajo escolar, solo porque el tema tratado lo pone en un aprieto, da pie a pensar qué tipo de personas quieren formar o si realmente se toman en serio la educación. Educar, desde mi ignorante y humilde punto de vista, debería consistir en dotar al niño de todos los instrumentos necesarios para comprender, interpretar y cambiar, si lo considera necesario, la realidad individual o social. La educación, en resumidas cuentas, es dar a las personas la oportunidad, solo la oportunidad, de tener un futuro. Sin embargo parece ser están empeñados no solo en aborregar a nuestros jóvenes, sino también en inculcarles el sano arte de la autocensura, del miedo a ser suspendidos si no son capaces de aprender a callar cada vez que alguien considera que el silencio beneficia sus intereses.

Ese director es un hombre de su tiempo, un cómplice bien dispuesto a echar a perder toda una generación de hombres y mujeres, convirtiendo sus cerebros en carnaza de “reality show”. O quizá solo está siendo coherente con estos tiempos canallas y exige silencio porque alguna comisión peligra.

viernes, 15 de junio de 2012

Una interesante pregunta

Anónimo dijo...

Ayer por la tarde, mientras degustaba un perfumado te, posiblemente de Pu-er, el maestro Mo, uno de los mayores expertos en cymbidiums de China y posiblemente del mundo, me pedía permiso para hacerme una pregunta. Sorprendido ante la solicitud, le mostre mi disposición a tratar de resolver cualquier cuestión, si eso era posible.
La pregunta del Sr. Mo fue la siguiente:
P- En Europa, el Banco Central Europeo, decide que se hace con el dinero comunitario, que supongo procede de todos los paises ¿no?
R- Pues creo que así es...
P- España está realizando grandes recortes en sanidad, investigación, educación y derechos sociales ¿no?
R- Pues si, bastantes recortes...
P- El Presidente de España ha pedido al BCE dinero para los bancos Españoles ¿no?
R- Pues creo que si...
Mi pregunta es, ¿Como es que un gobierno pide dinero para rescatar a la banca que es un sector privado que siempre obtiene beneficios y no lo pide para poder mantener la sanidad, la educación o los derechos sociales que el pueblo tiene?...
...
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Aun sigo buscando una respuesta, cualquier sugerencia para poder aclarar la duda del Sr. Mo, será muy bien recibida.

miércoles, 13 de junio de 2012

Rescate

Tenemos que reconocer a este gobierno, mudo o incompetente, su capacidad para mantenernos en la oscuridad. Su experiencia en afirmar una cosa y la contraria, en negar la evidencia por la sencilla vía de ocultar la información, o dosificarla para reducir su impacto sobre la opinión pública. Leí hace un año (cuando con reiterada insistencia se repetía), que el gobierno de Zapatero era el peor de la historia de España, lo cual no deja de ser una exageración de la derecha con poca memoria y menos sentido crítico, sin embargo, vamos a dar por buena esta afirmación solo porque nos sirve para constatar un hecho, que el Sr. Rajoy está demostrando que los records están para superarlos.

Aún así, resulta complicado sostener esta última afirmación, porque entre bulos, globos sonda, silencios prolongados, contradicciones y eufemismos, andamos bastante confusos. La prensa extranjera dice que hemos sido intervenidos; nuestro gobierno niega la mayor y admite que solo es una “ayudita” a la banca, añadiendo que los ciudadanos ni nos enteraremos y que finalmente el ansiado maná crediticio fluirá para que empresas y particulares nos pongamos a gastar como locos. Bueno, vamos, que si no conociéramos el cuento de la lechera ni la ineptitud de este gobierno, mañana mismo cambiábamos de coche, de casa y nos íbamos de viaje a Cancún.

Me da la impresión de que estos señores no son conscientes de dos hechos. Uno, que los ciudadanos ya estamos a vuelta de todo (explicaciones absurdas incluidas). Y dos, que en la vida en general y en la política en particular, crear demasiadas expectativas suele ser contraproducente. Esta derecha, acostumbrada a vivir de la manipulación informativa o crear narraciones inverosímiles, no es consciente de que las fábulas solo son posibles en un sistema represivo o por la indiferencia de la gente. Por el momento, lo primero no se ha producido (pese a los intentos) y los ciudadanos ya están cansados de “sacrificios”.

Sabemos perfectamente que el rescate lo pagaremos nosotros, mientras el beneficio redundará en esa élite político-financiera que parece incombustible o como gustaba decir antes “inasequible al desaliento”. Lamentablemente ya conocemos la disociación que existe entre el discurso oficial y la realidad de los hechos. Solo nos queda pedirles una cosa, que al menos tengan el buen gusto de no insultar nuestra inteligencia.

miércoles, 6 de junio de 2012

Ray Bradbury


El viento se levantó en las alturas. El sol se puso, y la habitación pareció de pronto más fría y pequeña.
—Quisiera recordar —dijo Ylla rompiendo el silencio y mirando a lo lejos, más allá de la figura de su marido, frío, erguido, de mirada amarilla.
—¿Qué quisieras recordar? - preguntó el señor K bebiendo un poco de vino.
—Aquella canción —respondió Ylla—, aquella dulce y hermosa canción. Cerró los ojos y tarareó algo, pero no la canción. —La he olvidado y no se por qué. No quisiera olvidarla.
Quisiera recordarla siempre.
Movió las manos, como si el ritmo pudiera ayudarle a recordar la canción. Luego se recostó en su silla.
— No puedo acordarme - dijo, y se echó a llorar.
— ¿Por qué lloras? - le preguntó su marido.
— No sé, no sé, no puedo contenerme. Estoy triste y no sé por qué. Lloro y no sé por qué.
Lloraba con el rostro entre las manos; los hombros sacudidos por los sollozos.
—Mañana te sentirás mejor - le dijo su marido.
Ylla no lo miró. Miró únicamente el desierto vacío y las brillantísimas estrellas que aparecían ahora en el cielo negro, y a lo lejos se oyó el ruido creciente del viento y de las aguas frías que se agitaban en los largos canales. Cerró los ojos, estremeciéndose.
—Sí —dijo—, mañana me sentiré mejor.

Ylla. Crónicas marcianas.

domingo, 3 de junio de 2012

Distracciones


En esta vida las distracciones, salvo que sean al volante, son importantes, nos permiten escapar de la realidad olvidándonos durante algún tiempo de nuestros problemas. Posiblemente las distracciones son un buen instrumento para conservar la salud mental, y por supuesto, para permitir que los políticos, a falta de resultados, puedan recuperar el resuello en uno de los rincones del ring. El gobierno de este país, hábilmente dirigido (ya veremos si hacia el desastre) por un presidente que cuando calla malo y cuando habla peor, lleva semanas buscando desesperadamente alguna distracción, una causa o un conflictillo para galvanizar nuestras pasiones, a ver si de esta manera, apelando al orgullo patriotero, la opinión publica se entretiene con alguna cuestión que les de un tiempo de respiro.

La primera distracción escogida fue un clásico entre los clásicos, el reiterado Peñón de Gibraltar que en otros tiempos tantas manifestaciones justificó ante la embajada de Gran Bretaña. Los conflictos, bastante habituales en esas aguas, han sido elevados a la categoría de insulto nacional. con poca fortuna. Tras el fallido intento de repetir el éxito franquista de la plaza de oriente en 1946, de reeditar el “si ellos tienen ONU, nosotros tenemos dos”, han vuelto sus miradas a lo que siempre es un tiro seguro, como es meter en nuestros líos nacionales al “moro”. Reivindicar a las víctimas del desastre de Annual no solo es una afrenta al nacionalismo marroquí, sino también a las víctimas. Homenajearles, obviando la historia, es un ejercicio de chovinismo y superficialidad que evitará citar el Expediente Picasso, un devastador informe que denunciaba no solo la incompetencia militar, sino la corrupción de la gran mayoría de oficiales destinados en África, más conocidos como africanistas, entre los que también estaba ese que más tarde se hizo llamar Generalísimo y se auto concedió la Laureada de San Fernando.

Seguramente olvidarán mencionar, en su sentido homenaje a las víctimas, los intereses económicos, incluidos los de Alfonso XIII, como causa directa de la muerte de todos aquellos jóvenes reclutados, hijos de trabajadores que no podían pagarse un “sustituto” que hiciera la guerra en su nombre. Rindamos honores a los caídos por Dios y por la Patria, pero hagámoslo como Dios manda y no convirtiendo su recuerdo en un circo mediático para que ministros y ministrables salven la cara. Si realmente nos quieren distraer, que se dejen de remover el pasado tratando de ofender a moros o cristianos. Para que este país se distrajera de verdad tendría suficiente con conocer la verdad de algunos hechos, no es necesario remover la mierda del pasado, bastaría con la del presente.