
La cercanía de los Juegos Olímpicos obliga a pasar la escoba, a esconder bajo la alfombra las miserias del régimen. Es necesario poner orden en el escaparate y enviar a la trastienda todas las lacras y contradicciones de ese extraño paraíso de convivencia, donde el capitalismo salvaje y el comunismo asilvestrado han enterrado todas sus diferencias.
En lugar de intentar disminuir las emisiones deberían imponer a sus ciudadanos, fábricas y centrales térmicas la obligación de expeler todo el humo posible, cuanto más oscuro mejor, así podrían esconder de forma sencilla a sus niños esclavos, a los liberados por la valiente indiscreción de unos periodistas y a aquellos que aún permanecen encadenados en el “gulag” del éxito económico.
1 comentario:
Abrís discusiones y planteás ideas rebien.concretás bastante como sos. sos lo maximo
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