Buenas intenciones
El secretario general de la ONU anuncia la intención de Arabia Saudita de aumentar la producción de petróleo en julio. Este anuncio evidencia la dimensión del impacto que está teniendo el incremento espectacular del precio del petróleo en muchos seres humanos. No podemos reprochar al Secretario General el intento de poner coto a los especuladores, por desgracia, el camino que conduce al infierno esta empedrado de buenas intenciones. El anuncio de un incremento de la producción podría conllevar un descenso en el precio del petróleo, una forma de disuadir y desalentar a los especuladores. Pero si este incremento no se materializa o su volumen es ridículo, será añadir un incentivo para aumentar la presión sobre el precio del crudo. También puede poner en evidencia algo que algunos expertos llevan años advirtiendo, que las reservas saudíes no son lo que eran, su capacidad para aumentar la producción es limitada y por lo tanto, el margen de maniobra del reino para influir en el mercado es ya muy pequeño.
Coyotes
Los directivos pese a la reducción de beneficios o las pérdidas de sus empresas se suben el sueldo, para ellos, gestores y responsables de los resultados empresariales no existe crisis, no entienden de tiempos difíciles, son los auténticos coyotes del sistema. No sólo es una cuestión económica, es ante todo una cuestión de liderazgo, de coherencia y ejemplo de quienes a golpe de despidos exigen constantes esfuerzos a empleados al tiempo que imputan sus errores a la sociedad en general. Su integridad lleva años en entredicho, pero a ellos les da igual, son días de rapiña y saqueo, si los accionistas se enfurecen o recriminan su falta de eficiencia y de tacto, los apaciguan equilibrando las cuentas y aumentando los beneficios por el expeditivo sistema de despedir a varios miles de trabajadores, entonces, cuando los dividendos se incrementan, sus errores los convierte en héroes.
Otra vez el átomo
Ascó está que da asco, a todos nos interesa saber hasta donde fueron capaces de llegar las malditas partículas radioactivas, si realmente se perdieron en el Mediterráneo, continúan en suspensión alrededor de la central nuclear o fueron capaces de llegar a núcleos habitados. Nuestro querido y maltratado mar se lo traga todo, hasta el día que no pueda más, pero las tragaderas de la opinión pública respecto a las nucleares son cada vez más estrechas.
Durante meses la opinión pública ha sido pasteleada y los datos del incidente ocultados. De unas pocas partículas “que no pasaron del jardín de la central” hemos pasado a cientos de partículas revoloteando por todo su entorno. No sólo se nos mintió en su número sino también en sus niveles de radiación. Ahora sólo nos falta saber si también se nos esta mintiendo respecto a la verdadera duración de su actividad radioactiva.
La compañía gestora de Ascó en pleno debate de las nucleares ha ocultado un incidente serio, ha tratado de quitar hierro a una situación de riesgo, sus responsables obsesionados por la rentabilidad y despreciando la seguridad permitieron visitar las instalaciones a grupos de escolares. El déficit en la transparencia informativa es preocupante, pero más lo es el desprecio manifiesto hacia la salud de los hijos de otros. Ellos acostumbrados a convivir con niveles de riesgo decidieron restar probabilidades, sumar beneficios y continuar con la comedia de la normalidad.
Huelga
Las huelgas son necesarias para la buena salud de nuestro sistema, pero pretender tomar como rehenes a todos los ciudadanos de una nación es una cuestión que pertenece al ámbito de las extorsiones. Los transportistas necesitaban una resolución rápida del conflicto, las huelgas son muy caras, el camino escogido fue radicalizar la protesta, inmovilizando y tratando de desabastecer al país, trasladar los costes de sus problemas a los ciudadanos, como si nosotros no tuviéramos los nuestros. En ayuda de los huelguistas acudió nuestra histeria, ella contribuyo a que la profecía del desabastecimiento se auto cumpliera, incrementó el impacto de sus desproporcionadas tácticas.
Un buen amigo lo resumió con la claridad de quien conoce muy bien el terreno que pisa, “ellos mismos se lo han buscado, han reventando precios, se han dedicado a ponerse la zancadilla. Esta huelga no durará mucho, viven al día” Y esa es la esencia de su reivindicación, utilizar a todos los ciudadanos para obligar a que la administración defienda sus intereses e insolidaridad, a que otros establezcan las obligaciones y poder continuar con su sueño individualista donde los sindicatos no tienen cabida y los rehenes han de reivindicar en su nombre.
El secretario general de la ONU anuncia la intención de Arabia Saudita de aumentar la producción de petróleo en julio. Este anuncio evidencia la dimensión del impacto que está teniendo el incremento espectacular del precio del petróleo en muchos seres humanos. No podemos reprochar al Secretario General el intento de poner coto a los especuladores, por desgracia, el camino que conduce al infierno esta empedrado de buenas intenciones. El anuncio de un incremento de la producción podría conllevar un descenso en el precio del petróleo, una forma de disuadir y desalentar a los especuladores. Pero si este incremento no se materializa o su volumen es ridículo, será añadir un incentivo para aumentar la presión sobre el precio del crudo. También puede poner en evidencia algo que algunos expertos llevan años advirtiendo, que las reservas saudíes no son lo que eran, su capacidad para aumentar la producción es limitada y por lo tanto, el margen de maniobra del reino para influir en el mercado es ya muy pequeño.
Coyotes
Los directivos pese a la reducción de beneficios o las pérdidas de sus empresas se suben el sueldo, para ellos, gestores y responsables de los resultados empresariales no existe crisis, no entienden de tiempos difíciles, son los auténticos coyotes del sistema. No sólo es una cuestión económica, es ante todo una cuestión de liderazgo, de coherencia y ejemplo de quienes a golpe de despidos exigen constantes esfuerzos a empleados al tiempo que imputan sus errores a la sociedad en general. Su integridad lleva años en entredicho, pero a ellos les da igual, son días de rapiña y saqueo, si los accionistas se enfurecen o recriminan su falta de eficiencia y de tacto, los apaciguan equilibrando las cuentas y aumentando los beneficios por el expeditivo sistema de despedir a varios miles de trabajadores, entonces, cuando los dividendos se incrementan, sus errores los convierte en héroes.
Otra vez el átomo
Ascó está que da asco, a todos nos interesa saber hasta donde fueron capaces de llegar las malditas partículas radioactivas, si realmente se perdieron en el Mediterráneo, continúan en suspensión alrededor de la central nuclear o fueron capaces de llegar a núcleos habitados. Nuestro querido y maltratado mar se lo traga todo, hasta el día que no pueda más, pero las tragaderas de la opinión pública respecto a las nucleares son cada vez más estrechas.
Durante meses la opinión pública ha sido pasteleada y los datos del incidente ocultados. De unas pocas partículas “que no pasaron del jardín de la central” hemos pasado a cientos de partículas revoloteando por todo su entorno. No sólo se nos mintió en su número sino también en sus niveles de radiación. Ahora sólo nos falta saber si también se nos esta mintiendo respecto a la verdadera duración de su actividad radioactiva.
La compañía gestora de Ascó en pleno debate de las nucleares ha ocultado un incidente serio, ha tratado de quitar hierro a una situación de riesgo, sus responsables obsesionados por la rentabilidad y despreciando la seguridad permitieron visitar las instalaciones a grupos de escolares. El déficit en la transparencia informativa es preocupante, pero más lo es el desprecio manifiesto hacia la salud de los hijos de otros. Ellos acostumbrados a convivir con niveles de riesgo decidieron restar probabilidades, sumar beneficios y continuar con la comedia de la normalidad.
Huelga
Las huelgas son necesarias para la buena salud de nuestro sistema, pero pretender tomar como rehenes a todos los ciudadanos de una nación es una cuestión que pertenece al ámbito de las extorsiones. Los transportistas necesitaban una resolución rápida del conflicto, las huelgas son muy caras, el camino escogido fue radicalizar la protesta, inmovilizando y tratando de desabastecer al país, trasladar los costes de sus problemas a los ciudadanos, como si nosotros no tuviéramos los nuestros. En ayuda de los huelguistas acudió nuestra histeria, ella contribuyo a que la profecía del desabastecimiento se auto cumpliera, incrementó el impacto de sus desproporcionadas tácticas.
Un buen amigo lo resumió con la claridad de quien conoce muy bien el terreno que pisa, “ellos mismos se lo han buscado, han reventando precios, se han dedicado a ponerse la zancadilla. Esta huelga no durará mucho, viven al día” Y esa es la esencia de su reivindicación, utilizar a todos los ciudadanos para obligar a que la administración defienda sus intereses e insolidaridad, a que otros establezcan las obligaciones y poder continuar con su sueño individualista donde los sindicatos no tienen cabida y los rehenes han de reivindicar en su nombre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario