jueves, 6 de mayo de 2010

Quo vadis Europa

Los griegos tienen sobrados motivos para estar indignados, todas las medidas económicas que les han sido impuestas como condición previa a recibir la ayuda de la UE y del FMI son un ejemplo de sacrificio pero no de la distribución del mismo. El incremento de los impuestos indirectos, la reducción de salarios y de pensiones son los ejes fundamentales de ese plan de choque. Sin embargo, mientras la amenaza de la pobreza, porque de eso estamos hablando, de empobrecimiento, se cierne sobre la mayoría de la población, las grandes fortunas, aprovechando la libre circulación de capitales, ponen tierra por medio entre su dinero y ese esfuerzo impuesto a la fuerza. Esto, entre otras cosas, demuestra que la solidaridad, cuando se trata de dinero, solo existe cuando te tienen cogido por los huevos, perdón, quería decir por la nómina.

Resulta difícil de creer que durante todos estos años, en los que Bruselas dio el visto bueno a las cuentas griegas, nadie reparara en el engaño y solo se pusieran en evidencian las trampas contables después de que el partido conservador, tras casi una década de gobierno, fuera derrotado por los socialistas. Los griegos, inevitablemente, tendrán que apretarse el cinturón, (sin tener muy claro si éste lo llevan en la cintura o en el cuello) e iniciar un ajuste económico que ya veremos dónde acaba. Pero las explicaciones de cómo se ha llegado a esta situación también corresponden a las autoridades económicas europeas, es imperioso que aclaren si la manifiesta miopía y sordera ante lo que era un secreto a voces, fue resultado de la incompetencia, la indiferencia o la complicidad. Y si por uno de aquellos misterios que tiene la vida sufren un ataque de transparencia, no estaría nada mal que nos explicaran, ya va siendo hora, por qué existe la libre circulación de capitales y no se ha avanzado un centímetro en la armonización fiscal, ya que parte del problema tiene su origen en la competencia fiscal entre Estados de la Unión, que los ha forzado a diseñar políticas fiscales al gusto de los inversionistas y no en beneficio del bien común ni para construir la Europa social.

El resto de europeos tenemos sobradas razones para estar preocupados, no solo porque los “balances pinocho”, dudo mucho que sean patrimonio exclusivo de Grecia, sino también porque unos “mercados” desbocados y desquiciados, que han dejado sobradamente demostrada su irresponsabilidad y falta de escrúpulos, se permiten el lujo de presionar y chantajear a los gobiernos con operaciones especulativas sin que nadie se atreva a pararles los pies. Puede que los especuladores, además de aprovechar la coyuntura para obtener rendimientos, utilicen a Grecia como advertencia de qué puede ocurrir si se insiste demasiado en regular las actividades financieras, limitar los bonos u obligar a los bancos a crear fondos para que cubran futuros desastres.

Es triste y trágico, ayer en las manifestaciones murieron tres personas, pero la búsqueda de los culpables de lanzar el cóctel molotov que las mató, no debería impedirnos encontrar a los responsables de ese desbarajuste, aunque me temo que esas victimas serán convertidas en mártires por quienes necesitan una distracción para escurrir el bulto.

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