viernes, 26 de septiembre de 2008

Acelerador de partículas

El fin del mundo se demora hasta la primavera. El más importante proyecto científico de nuestros tiempos, también el más caro, ha sufrido una avería y esto, según algunos científicos, aplaza la posibilidad de que nuestro planeta desaparezca engullido por un agujero negro. Desconozco los fundamentos teóricos de ese exótico Apocalipsis. Mi formación e imaginación solo dan para escenarios de destrucción más clásicos, como pueden ser un accidente nuclear o una guerra de carácter global. Posibilidades que, sin ningún género de dudas, serían calificadas de absurdas, alarmistas e infundadas por quienes afirman que la tierra es hueca y el triangulo de las Bermudas una puerta a otra dimensión.
Si bien mi imaginación apocalíptica es estrecha y mi ignorancia supina, ambas comparten un acentuado sentido práctico y les resulta difícil distraerse con cataclismos cuando “el juguete del fin del mundo” ha costado seis mil millones de euros y no queda nada claro si este acelerador es un proyecto científico o un viaje místico en busca del “Hacedor de estrellas”. No comprendo como la Física obtiene proyectos millonarios cuando otras ciencias y artes, con mayor impacto en nuestras vidas, han de mendigar financiación. No comparto esa imperiosa necesidad de recrear un pasado remoto cuando millones de niños permanecen sin escolarizar o la educación de muchos otros es incapaz, por falta de recursos, de poner a su disposición los instrumentos necesarios para conocer e interpretar el presente.
No quiero parecer un tipo asilvestrado e insensible con el pasado, como quienes utilizaron el Partenón como polvorín, por esta razón me he preguntado cuántas respuestas sobre la humanidad caben en seis mil millones de euros; cuántas expediciones arqueológicas podrían financiarse y cuántas obras de arte, expresiones de nosotros mismos en otros tiempos, podrían restaurarse, conservarse y exponerse al público, seguramente miles. Pero ni el pasado ni el presente de la humanidad parecen tener relevancia cuando han de competir con el deseo de emular a los dioses. De algo ha servido el acelerador, incluso averiado, nos ha demostrado que nuestra civilización puede tener un gran número de científicos pero muy pocos hombres sabios.

4 comentarios:

Power Up Love dijo...

the greatest gift...

Anónimo dijo...

HOmbres sabios? me gustaria saber que es realmente un hombre sabio.
Tambien hay muchos cientificos que se mueren de hambre. Lo que realmente habria que pensar es quien decide lo que es importante o no para invertir en ello. Todo va segun los criterios de unos cuantos y nunca será al gusto de todos.

Javi García dijo...

And which is the greatest gift?...

Anónimo dijo...

El acelerador de particulas del que hablas tratara, entre otras cosas, de buscar el famoso boson de Higgs, famoso porque es la pieza clave para entender el modelo de particulas elementales que predice la teoria. Basicamente, buscar una de las ultimas piezas del puzzle de la naturaleza. Es decir, entender como tu y yo estamos hechos. Y como los fisicos nunca hemos andado en la abundancia ademas de buscar esta famosa particula la radiacion que genere el acelerador producira radiografias a la mejor resolucion hasta ahora del cuerpo humano. Es decir, podra predecir futuras anomalias en el corazon o en el cerebro que ocurren en pequeños capilares que se hayan en estos organos... a mi me parece que vale la pena!