Existe un motivo para no gritar ¡fuego! en un lugar público. En esa situación nos dejamos llevar por nuestro instinto y antes de empezar a correr no tenemos la costumbre de reflexionar sobre la cuestión. Muy pocas personas se detienen a pensar: “vale, hay fuego, pero joder ¿donde está el humo? Casi siempre el pánico vence al sentido común y normalmente causa más victimas que el propio peligro.
Cada año mueren en el mundo miles de personas a causa de la gripe. Estas muertes casi siempre pasan desapercibidas y no suelen provocar alarma social. De hecho las enfermedades infecciosas, la gripe no es una excepción, tienen predilección por las personas ancianas o con su sistema inmunológico debilitado (la desnutrición es uno de esos factores de riesgo y México, no debemos olvidarlo, sufrió, hace apenas un año, una importante crisis alimenticia). Por eso es importante conocer el perfil de las víctimas, su edad, si recibieron asistencia médica o cuales eran sus condiciones físicas antes de enfermar. Porque esta información nos revelará con qué estamos tratando realmente, si con un agente patógeno con altas tasas de mortalidad o con una población empobrecida y mal alimentada que es presa fácil de cualquier enfermedad infecciosa.
Además existe otro importante elemento a tener en cuenta. Según algunas fuentes el gobierno mexicano ocultó durante semanas la existencia de ese brote vírico. Y esto, contra todo pronóstico, es un elemento tranquilizador. Si en nuestro país, los primeros casos sospechosos se detectaron apenas cuarenta y ocho horas después de la alerta internacional lanzada por la OMS, entonces hay una pregunta que requiere una respuesta: ¿Por qué ninguno de los cientos de turistas españoles que visitaron México durante las vacaciones de semana santa enfermaron? ¿Por qué no se detectó ningún caso a su regreso? Quizá no hubo ninguno o simplemente los síntomas y la evolución de los pacientes no se desvió de lo que es habitual en un proceso de gripe común. Aunque también es posible, ya nada debería sorprendernos, que la gripe porcina esperara el anuncio de la OMS para iniciar su expansión.
No pretendo despreciar el riesgo de una epidemia, ni restar importancia a ninguna de las muertes, pero la OMS, que lleva años anunciado una pandemia mortífera de gripe aviar, debería ser un poco más comedida en sus alertas y declaraciones, dejando las narraciones y descripciones del Apocalipsis a apóstoles, pintores o guionistas de cine. Porque una vez el pánico se ha extendido ya es muy difícil detenerlo. Eso sí, esta organización debería recomendar una campaña de vacunación contra la incontinencia verbal, que nos proteja de todos aquellos imbéciles dedicados a comparar la actual situación con la devastadora gripe de 1918. Esos tipos sí que son una epidemia peligrosa.
Cada año mueren en el mundo miles de personas a causa de la gripe. Estas muertes casi siempre pasan desapercibidas y no suelen provocar alarma social. De hecho las enfermedades infecciosas, la gripe no es una excepción, tienen predilección por las personas ancianas o con su sistema inmunológico debilitado (la desnutrición es uno de esos factores de riesgo y México, no debemos olvidarlo, sufrió, hace apenas un año, una importante crisis alimenticia). Por eso es importante conocer el perfil de las víctimas, su edad, si recibieron asistencia médica o cuales eran sus condiciones físicas antes de enfermar. Porque esta información nos revelará con qué estamos tratando realmente, si con un agente patógeno con altas tasas de mortalidad o con una población empobrecida y mal alimentada que es presa fácil de cualquier enfermedad infecciosa.
Además existe otro importante elemento a tener en cuenta. Según algunas fuentes el gobierno mexicano ocultó durante semanas la existencia de ese brote vírico. Y esto, contra todo pronóstico, es un elemento tranquilizador. Si en nuestro país, los primeros casos sospechosos se detectaron apenas cuarenta y ocho horas después de la alerta internacional lanzada por la OMS, entonces hay una pregunta que requiere una respuesta: ¿Por qué ninguno de los cientos de turistas españoles que visitaron México durante las vacaciones de semana santa enfermaron? ¿Por qué no se detectó ningún caso a su regreso? Quizá no hubo ninguno o simplemente los síntomas y la evolución de los pacientes no se desvió de lo que es habitual en un proceso de gripe común. Aunque también es posible, ya nada debería sorprendernos, que la gripe porcina esperara el anuncio de la OMS para iniciar su expansión.
No pretendo despreciar el riesgo de una epidemia, ni restar importancia a ninguna de las muertes, pero la OMS, que lleva años anunciado una pandemia mortífera de gripe aviar, debería ser un poco más comedida en sus alertas y declaraciones, dejando las narraciones y descripciones del Apocalipsis a apóstoles, pintores o guionistas de cine. Porque una vez el pánico se ha extendido ya es muy difícil detenerlo. Eso sí, esta organización debería recomendar una campaña de vacunación contra la incontinencia verbal, que nos proteja de todos aquellos imbéciles dedicados a comparar la actual situación con la devastadora gripe de 1918. Esos tipos sí que son una epidemia peligrosa.
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