En tiempo de crisis unos nos apretamos el cinturón y otros se reescriben a sí mismos, revelándonos una oculta faceta de psicoanalistas silvestres. Empresarios y políticos sin rubor afirman que parte de la crisis tiene un componente psicológico. Es una cuestión de confianza y una de las claves para reducir el impacto económico y social de la crisis es que los ciudadanos perdamos el miedo y continuemos consumiendo como si el desempleo y los desahucios fueran solo producto de nuestra imaginación. Sin embargo los ejercicios de lucidez y empatía (uno se pregunta si alguna de estas personas ha tenido alguna vez en su vida dificultades económicas) no acaban aquí. Para rematar la faena un ministro aconseja como fórmula para salvaguardar el empleo en nuestro país, consumir productos “made in Spain” y un consejo aparentemente sencillo de seguir se convierte en un verdadero reto, porque después de años de deslocalizaciones y de que nuestras empresas hayan considerado la I+D un gasto y no una inversión, es complicado encontrar algo que no lleve impreso el “made in China”. Y salvo que China sea un pueblo de la provincia de Toledo o una aldea de Sierra Morena, a la industria de este país le pintan bastos si depende de nuestra voluntad de consumo para sobrevivir.
Pero no van desencaminados del todo, algo de psicológico tiene esta crisis. Pero los protagonistas de este cambio de mentalidad no deben ser los consumidores, al menos no exclusivamente, sino quienes se acostumbraron a obtener beneficios desmesurados en muy poco tiempo sin tomar en consideración ningún otro factor. Y este necesario cambio parece aún muy lejano.
Posiblemente el neoliberalismo ha quedado desprestigiado como ideología y quizá también como filosofía económica. Durante años empresas e individuos transformaron su actividad económica en una carrera depredadora de recursos y personas. Sin embargo pese a las evidencias y las consecuencias económicas y sociales de este largo periodo de desregulación, muchos directivos y empresas continúan empeñados en aplicar como modelo de gestión el principio de internalizar los beneficios y externalizar los costes, utilizando el empleo como instrumento, no ya para preservar la actividad del negocio sino como fórmula para elevar los menguantes beneficios. Es verdad, un cambio de mentalidad es necesario y también, ya de paso, que algunos recuperen la vergüenza o como mínimo la empiecen a utilizar.
Posiblemente el neoliberalismo ha quedado desprestigiado como ideología y quizá también como filosofía económica. Durante años empresas e individuos transformaron su actividad económica en una carrera depredadora de recursos y personas. Sin embargo pese a las evidencias y las consecuencias económicas y sociales de este largo periodo de desregulación, muchos directivos y empresas continúan empeñados en aplicar como modelo de gestión el principio de internalizar los beneficios y externalizar los costes, utilizando el empleo como instrumento, no ya para preservar la actividad del negocio sino como fórmula para elevar los menguantes beneficios. Es verdad, un cambio de mentalidad es necesario y también, ya de paso, que algunos recuperen la vergüenza o como mínimo la empiecen a utilizar.
1 comentario:
Estaría muy bien que aumentase el consumo de productos nacionales. Pero, tal vez, olvida el Ministro que esos productos nacionales suelen costar mucho más caros que los "made in taiwan", "made in México", etc.
No sé yo si las 220.000 personas que se quedaron sin trabajo en los últimos 3 meses o los 800.000 hogares en que ningún miembro de la familia trabaja, estarán en situación de llevar a cabo ese sabio consejo ministerial.
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