Después de leer el documento de la conferencia episcopal me sentí muy aliviado, al menos algunas cosas han cambiado en los últimos setenta años. Ya no hacen llamamiento a la cruzada, ahora se limitan a pedir el voto, lo cual para mi es un síntoma de evolución, lenta, pero constante. Más tiempo tardó el Homo Erectus en llegar a homo Sapiens, aunque claro, no se si este sería un ejemplo de consenso. Pero ejemplos aparte posiblemente dentro de otros setenta años, Dios mediante, las futuras generaciones puedan ir a votar y casarse con quienes quieran con la tranquilidad de que una lluvia de fuego no arrasará sus ciudades o una inundación les obligue a poner flotadores a sus mascotas.
No debería sorprendernos la toma de posición de una parte de la jerarquía católica. Llevan cuatro años mostrando sus preferencias ideológicas y políticas, algunos exagerados afirmarían que son muchos más. Pero tampoco creo que esta toma de posición haga variar mucho la intención de voto. A quien va dirigido el documento ya tiene muy claras sus preferencias electorales. Este parece más bien orientado a legitimar ante muchos católicos los métodos y argumentos del Partido Popular, siendo al mismo tiempo, una invitación a obviar los inevitables escrúpulos cristianos a la hora de votar a una organización política que ha reunido una larga lista de despropósitos. Me imagino que muchos católicos no comparten no ya los puntos de vista del PP, sino que incluso rechazan abiertamente sus tácticas. Y estos últimos deben sentirse huérfanos, ya que salvo el Abad de Montserrat, el resto de voces moderadas parecen haber hecho voto de silencio o estar amordazadas. Mientras la iglesia católica soluciona sus contradicciones y se adapta a la realidad de la sociedad española, nuestros impuestos, votemos o no al PP, continuaran financiando manifestaciones y la ambición de algunos prelados que parecen carecer de la necesaria humildad del pastor y si en cambio poseen la arrogancia de quien se siente príncipe dentro y fuera de la iglesia.
No debería sorprendernos la toma de posición de una parte de la jerarquía católica. Llevan cuatro años mostrando sus preferencias ideológicas y políticas, algunos exagerados afirmarían que son muchos más. Pero tampoco creo que esta toma de posición haga variar mucho la intención de voto. A quien va dirigido el documento ya tiene muy claras sus preferencias electorales. Este parece más bien orientado a legitimar ante muchos católicos los métodos y argumentos del Partido Popular, siendo al mismo tiempo, una invitación a obviar los inevitables escrúpulos cristianos a la hora de votar a una organización política que ha reunido una larga lista de despropósitos. Me imagino que muchos católicos no comparten no ya los puntos de vista del PP, sino que incluso rechazan abiertamente sus tácticas. Y estos últimos deben sentirse huérfanos, ya que salvo el Abad de Montserrat, el resto de voces moderadas parecen haber hecho voto de silencio o estar amordazadas. Mientras la iglesia católica soluciona sus contradicciones y se adapta a la realidad de la sociedad española, nuestros impuestos, votemos o no al PP, continuaran financiando manifestaciones y la ambición de algunos prelados que parecen carecer de la necesaria humildad del pastor y si en cambio poseen la arrogancia de quien se siente príncipe dentro y fuera de la iglesia.
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