Cómo volver a escribir cuando otro ser humano, amigo, compañero o desconocido es asesinado. Cómo explicar los actos de quienes se consideran así mismos dioses, con el derecho a disponer de la vida de otro ser humano.
Cómo describir la tristeza cuando descubres que aún quedan hombres dispuestos a animar a esas bestias en nombre de una patria que si pudiera vomitaría sobre ellos.
Cómo renunciar a mi condición de ser humano, transformarme en otro ser vivo para no ser confundido con esas bestias y tener la certeza de que cuando un depredador hunda sus colmillos en mi cuello, sólo lo hará guiado por el instinto y no por una idea asesina.
Cómo volver a escribir cuando los dedos y el corazón quedan congelados.
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