Pintor nacido en mi tierra
con el pincel extranjero
pintor que sigues el rumbo
de tantos pintores viejos.
Aunque la virgen sea blanca
píntame angelitos negros
que también se van al cielo
todos los negritos buenos.
Pintor si pintas con amor
por qué desprecias su color
si sabes que en el cielo
también los quiere Dios.
Ya no es suficiente tener una voz de ángel, ni que tus cuerdas vocales sean el deseo de un Stradivarius. Ya no es suficiente el talento, ese extraño pasajero que algunos llevan en su alma, su voz y sus gestos. Ahora es imprescindible y necesario ser estéticamente correcto, parecer un ángel aunque tu voz sea como la que tiene cualquier mortal después de una noche de alcohol y tabaco. Ahora, si tus dientes no están alineados da igual que tu voz pueda consolar a los muertos. Todo da igual, incluso si el caballo es capaz de ganar el Grand National, si al sonreír muestra una dentadura desalineada o carece de una pieza, será sustituido por un ejemplar por el que cualquier yegua suspiraría y cualquier criador apostaría.
Es el tiempo de la imagen, es el tiempo en el que la belleza, marcada por diseñadores puestos de Dom Pérignon o subidos en el caballo de las tallas absurdas e imposibles para cualquiera con más de doce años. Es el precio de la creatividad y la originalidad cuando los diseños han de estar en consonancia con físicos que casi son metafísica. Y el precio de su "genialidad" lo pagan otros y como todas las quimeras, siempre es excesivamente alto, arrastrando la infancia de algunos y la salud de muchos.
Solo a los escritores se les permite la dejadez, el abandono y también, a veces, el mal gusto. Total casi nadie lee, así que su número no los hace peligrosos y a quien lee le da exactamente igual el físico de quien escribe. Qué gente más rara son los lectores.
En todo lo demás, las piernas largas, casi infinitas, las sonrisas cautivadoras y cómo no, tener siempre la respuesta adecuada, aunque te la soplen, lo es todo. Dejad de esforzaros, si no estáis buenos o buenas dará igual cuales sean vuestros méritos, serás sustituido por un estereotipado ángel rubio de ojos azules y posiblemente con el coeficiente intelectual de un lagarto.
Pero si tienes la suerte de cantar como un ángel negro, conmover con tu voz o tener una solución inteligente y original, olvídate, cambia de planeta, dedícate a la interpretación o disimula. Porque si tus dientes no son perfectos te pintan bastos, salvo que tengas un buen culo, en ese caso, las cámaras, los espectadores y las inauguraciones te lo perdonarán todo, incluso el engaño.
con el pincel extranjero
pintor que sigues el rumbo
de tantos pintores viejos.
Aunque la virgen sea blanca
píntame angelitos negros
que también se van al cielo
todos los negritos buenos.
Pintor si pintas con amor
por qué desprecias su color
si sabes que en el cielo
también los quiere Dios.
Ya no es suficiente tener una voz de ángel, ni que tus cuerdas vocales sean el deseo de un Stradivarius. Ya no es suficiente el talento, ese extraño pasajero que algunos llevan en su alma, su voz y sus gestos. Ahora es imprescindible y necesario ser estéticamente correcto, parecer un ángel aunque tu voz sea como la que tiene cualquier mortal después de una noche de alcohol y tabaco. Ahora, si tus dientes no están alineados da igual que tu voz pueda consolar a los muertos. Todo da igual, incluso si el caballo es capaz de ganar el Grand National, si al sonreír muestra una dentadura desalineada o carece de una pieza, será sustituido por un ejemplar por el que cualquier yegua suspiraría y cualquier criador apostaría.
Es el tiempo de la imagen, es el tiempo en el que la belleza, marcada por diseñadores puestos de Dom Pérignon o subidos en el caballo de las tallas absurdas e imposibles para cualquiera con más de doce años. Es el precio de la creatividad y la originalidad cuando los diseños han de estar en consonancia con físicos que casi son metafísica. Y el precio de su "genialidad" lo pagan otros y como todas las quimeras, siempre es excesivamente alto, arrastrando la infancia de algunos y la salud de muchos.
Solo a los escritores se les permite la dejadez, el abandono y también, a veces, el mal gusto. Total casi nadie lee, así que su número no los hace peligrosos y a quien lee le da exactamente igual el físico de quien escribe. Qué gente más rara son los lectores.
En todo lo demás, las piernas largas, casi infinitas, las sonrisas cautivadoras y cómo no, tener siempre la respuesta adecuada, aunque te la soplen, lo es todo. Dejad de esforzaros, si no estáis buenos o buenas dará igual cuales sean vuestros méritos, serás sustituido por un estereotipado ángel rubio de ojos azules y posiblemente con el coeficiente intelectual de un lagarto.
Pero si tienes la suerte de cantar como un ángel negro, conmover con tu voz o tener una solución inteligente y original, olvídate, cambia de planeta, dedícate a la interpretación o disimula. Porque si tus dientes no son perfectos te pintan bastos, salvo que tengas un buen culo, en ese caso, las cámaras, los espectadores y las inauguraciones te lo perdonarán todo, incluso el engaño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario