Una mujer china decidió a los ciento siete años buscar novio. Y esto me ha hecho reflexionar, no porque dude de sus posibilidades de tener éxito en la búsqueda, la vida nos enseña que siempre hay un roto para un descosido, sino porque ahora no sé cual es la clave de la longevidad, si el optimismo o la indecisión. Yo siempre hubiera apostado por el optimismo, dicen que sonreír estimula el sistema inmunológico, pero después de constatar que una persona es capaz de pasarse casi un siglo dudando y vivir para arrepentirse, ya no estoy tan seguro.
Quizá la clave para engañar a la biología y ya de paso de demorar nuestro destino, no pase por las vitaminas, ni por resoplar en un gimnasio, ni siquiera por las manos de un cirujano, sino por algo tan simple y tan humano como es confundirlo con nuestras dudas, anclar y hacer girar nuestra vida en torno un instante pasado, a una decisión nunca tomada, a un deseo sin realizar o en un arrepentimiento. Quizá la longevidad resida en poner nuestros sentidos en hibernación mientras esperamos, como Penélope, el retorno del rey o de un momento mágico que conciliará nuestros deseos con la realidad. Así mientras soñamos con una vida o moldeamos un día tras otro nuestras existencias, como si fueran bloques de arcilla, el barquero no reparará en nosotros, confiado en que nuestro aprendizaje, bueno y malo, malo o bueno nos acabará llevando hasta él.
Aunque seguramente estoy equivocado y el secreto resida en la fe de quienes en su ciega pasión son capaces de mantenernos con vida incluso cuando ésta solo es un leve chispazo eléctrico en nuestro cerebro. Cuando nuestros cuerpos permanezcan inmóviles y nuestra conciencia los haya abandonado, la fe seguirá sosteniendo nuestra presencia en este mundo contra todo pronóstico biológico o médico. Podemos soñar con tener una larga vida, pero debemos tener cuidado, a veces los sueños de la razón producen monstruos y los de la fe, vilezas.
4 comentarios:
Por qué esa obsesión con una vida larga? Yo prefiero hablar de intensidad de la vida...aunque respeto.
Lo realmente fascinante de estar vivo es justamente el hecho de poder vivir (que no vegetar). Y me refiero tanto al hecho de tener la salud, las fuerzas y la autonomía para realizar cualquier actividad inherente a nuestros años; como al hecho de tener la ilusión y las ganas de hacerlo.
"Solo le pido a Dios que la vida no me sea indiferente..."
Para que la vida le sea a uno indiferente, hace falta una buena solvencia económica...la mayoría de la gente está bien entretenida tratando de llegar a fin de mes.
Hay gente que ni siquiera se plantea llegar a fin de mes y viven al día. Eso sí que es intensidad de vida!
Desde luego esta señora sí que sabe lo que es deshojar la margarita ante la duda.
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