miércoles, 24 de marzo de 2010

2012 (Primera parte)

Casi cinco días sin electricidad te hacen ver las cosas (cuando puedes) desde otra perspectiva. Descubres la fragilidad de nuestros hogares y, en general, de una civilización que es tan firme como las torres eléctricas que sustentan su complacencia. Fue una semana anómala, no porque la actividad se refugiara en los pocos metros iluminados por la ridícula luz de una linterna, mientras el resto de la vivienda pertenecía al extraño y desconocido mundo de la oscuridad. Sino porque una serie de casualidades, previas al incidente eléctrico, fueron una excelente excusa para divagar sobre ese supuesto Apocalipsis que nos visitará en el solsticio del invierno del 2012.

Lo cierto es que fue una sucesión de hechos que, si creyera en estas cosas, podría incluso interpretar como premoniciones. Pero estoy anticipándome y, a falta de recursos narrativos, recurriré al clásico “Todo empezó…” pues eso. Todo empezó una desapacible tarde de invierno que solo después supe que sería el prologo de unos días extraños y desconcertantes, dominados por el frío y la oscuridad. Sin embargo eso solo lo descubriría más tarde, mientras tanto malgastaba las últimas horas de luz viendo la televisión. No era consciente de que, a la vuelta de unas horas, hechos que hasta ese momento habían sido considerados irrelevantes y que en otras circunstancias no hubieran superado la consideración de una mera anécdota, adquirirían una dimensión que me llevaría a tomar, la que podría ser, la decisión más importante de toda mi vida.

En un primer momento no di demasiada importancia a aquel documental que hablaba de un calendario maya que había puesto fecha al fin del mundo, en mi ignorancia pensé que los datos incompletos suelen ser muy flexibles y sus interpretaciones sumamente creativas, especialmente cuando hablamos del escaso legado que sobrevivió al empeño que los conquistadores españoles pusieron en arrasar cualquier vestigio cultural de los mayas. Después de un rato, ya cansado de tanto pájaro de mal agüero con título universitario y crisis esotéricas decidí cambiar de canal pero uno no puede ni huir de su destino ni de los avisos que el cielo le envía, así que terminé en otro documental sobre el mismo tema. Éste estaba empeñado en demostrar que la profecía apocalíptica no era patrimonio exclusivo de los mayas, otras culturas, llegaron a citar a una sibila romana, también habían hecho pronósticos similares. En ese momento pensé que quizá era el día internacional del Fin del Mundo y harto de tanto aciago pronóstico me fui al cine y estaba claro con qué me iba a tropezar.

TO BE CONTINUED….

1 comentario:

Fuentenebro dijo...

Siento ser tan escéptica pero, todas estas profecías del fin del mundo...no me suenan más que a eso, a profecías. Es decir, a predicciones que no están ligadas a ningún razonamiento y que tienen un origen de inspiración divina. Normalmente tienen un planteamiento tan general que pueden verse cumplidas casi en cualquier periodo de la Historia. Épocas de crisis siempre las hubo, momentos de enfrentamiento con nuestros propios miedos, una mayor conciencia de necesidad de cambio social o personal...etc., etc.

En fin...que me gusta la historia y estoy esperando a saber qué pasa en la 2ª parte.