lunes, 30 de marzo de 2009

Autocrítica

Hace muchos años fui comunista, no sé si leninista, estalinista o maoísta, la crisis apenas duró cinco minutos y no me dio tiempo a definirme. Además, todo fue fruto de un enfado con mi abuela, que desde el treinta y ocho los tenía un poco cruzados. Así que a modo de protesta y ya de paso, para fastidiarla un poco, coqueteé brevemente con el comunismo. Sin embargo a pesar de la corta duración de mi experiencia, tuvo una fabulosa recompensa intelectual: descubrí el concepto de autocrítica. Para quien no lo sepa, autocriticarse consiste básicamente en ponerse verde a uno mismo y después, eso sí, mucho más aliviado, continuar haciendo las cosas igual de mal o incluso peor. Desde ese momento de revelación mística decidí como mínimo aplicarla una vez al año (no necesariamente el treinta y uno de diciembre) y así lo he hecho desde entonces.

Toda esta historia viene a cuento porque hace unos días leí un artículo sobre la experiencia danesa con la flexiseguridad y lo bien que les está funcionando. Decidí concederle unos minutos de reflexión, posiblemente me estaba mostrando excesivamente inflexible respecto a los derechos sociolaborales de los trabajadores. Quizá fuera necesario un replanteamiento de mis posiciones y de mi valoración sobre cómo podría funcionar en nuestro país ese modelo de relaciones laborales. Estaba ya casi convencido de las virtudes de ese buen rollito entre empresarios, trabajadores y Estado, cuando la puñetera literatura me aguó la fiesta. Recordé de repente que los daneses no habían escrito el Lazarillo de Tormes y que la picaresca en nuestro país, no solo forma parte de nuestra tradición literaria, sino que también es un hábito muy arraigado en nuestras relaciones. No quise imaginarme cuál sería el resultado si aplicáramos en nuestro país un acuerdo socio económico fundamentado en la seriedad y la buena fe de las partes.

Especialmente después de leer en la prensa que dos trabajadores, muy distantes geográficamente y en empresas con actividades totalmente diferentes habían sido despedidos por un motivo común, estar enfermos de cáncer. Así que a mí recelo inicial se sumó un cabreo del copón y me dije, a la mierda la autocrítica y que se metan la puñetera flexiseguridad donde les quepa. Porque en este país ni somos daneses, ni civilizados y ya empiezo a dudar si incluso somos seres humanos. Y mira por donde después de eso me siento mucho más aliviado, eso sí, también bastante más triste.

http://www.elpais.com/articulo/servicios/Flexiseguridad/receta/magica/elpepueconeg/20071021elpnegser_10/Tes
http://www.canarias7.es/articulo.cfm?Id=122475
http://www.europapress.es/catalunya/noticia-trabajador-cancer-pulmon-demanda-empresa-20090325175651.html

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