Una web francesa ofrecerá, a cambio de una tarifa, la posibilidad de realizar los deberes a los alumnos de primaria y secundaria. Si uno regresa al pasado y recuerda el tiempo en el cual los deberes eran una molestia que impedían hacer las cosas verdaderamente importantes de la vida, como era salir a la calle o ver la tele, se hubiera agradecido una iniciativa de este tipo. Aunque claro que tener ordenadores, Internet y la opción del “corta y pega” también nos hubiera hecho muy felices.
Sin embargo, ahora tengo otro punto de vista y he de reconocer con mucho pesar que en estas cuestiones me he vuelto un auténtico fascista. No toda la culpa es mía, sino de las anécdotas que aquí y allá me han ido contando. Historias como la de un padre que se lamentaba de la incapacidad de su hija para comprender el contenido del texto leído; a esto antes se le llamaba analfabetismo funcional. O la de un amigo, obligado a tratar con estudiantes universitarios, quien descubrió en sus carnes que las preguntas de los exámenes eran mejor que no tuvieran más de dos líneas y las negaciones debían ser siempre escritas en negrita y subrayadas para evitar confusiones y malos entendidos. Y por último, la historia de una amiga, la cual aún está respirando dentro de una bolsa de papel, cuando un joven, diplomado o licenciado universitario, demostró en público ser incapaz de leer con soltura un texto.
Tres historias, distantes pero coincidentes en lo esencial, dan como para pensar que algo extraño está pasando en la educación de nuestro país. Me pregunto si nuestros centros escolares compiten para ver quién produce más analfabetos o simplemente todas estas anécdotas son excepciones y nuestro sistema educativo goza de excelente salud. Yo, por si las moscas, espero que en el futuro, técnicos, científicos y humanistas sean contratados en otros países, al menos, mientras no quede acreditado que los hijos de la ESO son capaces de manejar un reactor nuclear sin convertir el paisaje en un desierto como el que ahora parecen llevar dentro de sus cabezas.
ESO. Educación Secundaria Obligatoria.
Sin embargo, ahora tengo otro punto de vista y he de reconocer con mucho pesar que en estas cuestiones me he vuelto un auténtico fascista. No toda la culpa es mía, sino de las anécdotas que aquí y allá me han ido contando. Historias como la de un padre que se lamentaba de la incapacidad de su hija para comprender el contenido del texto leído; a esto antes se le llamaba analfabetismo funcional. O la de un amigo, obligado a tratar con estudiantes universitarios, quien descubrió en sus carnes que las preguntas de los exámenes eran mejor que no tuvieran más de dos líneas y las negaciones debían ser siempre escritas en negrita y subrayadas para evitar confusiones y malos entendidos. Y por último, la historia de una amiga, la cual aún está respirando dentro de una bolsa de papel, cuando un joven, diplomado o licenciado universitario, demostró en público ser incapaz de leer con soltura un texto.
Tres historias, distantes pero coincidentes en lo esencial, dan como para pensar que algo extraño está pasando en la educación de nuestro país. Me pregunto si nuestros centros escolares compiten para ver quién produce más analfabetos o simplemente todas estas anécdotas son excepciones y nuestro sistema educativo goza de excelente salud. Yo, por si las moscas, espero que en el futuro, técnicos, científicos y humanistas sean contratados en otros países, al menos, mientras no quede acreditado que los hijos de la ESO son capaces de manejar un reactor nuclear sin convertir el paisaje en un desierto como el que ahora parecen llevar dentro de sus cabezas.
ESO. Educación Secundaria Obligatoria.
4 comentarios:
Uffff, me apunto a ese intento de hiperventilación de tu amiga.
Alumnos de más de 20 años,preparando oposiciones para funcionario, escriben cosas como: "Vamos haber esas baras florales", "Mario Bargas llosa publica un nuevo libro", "Uno de los bagones descarriló"(juro que son ejemplos reales), o me preguntan sorprendidos quién es ese tal Pedro Salinas que les nombro.
El tema de la ortografía es de escándalo y a eso ayudan esos mensajes imposibles de descifrar que tanto se escriben con el móvil o en muchos foros de internet. Mucha gente ya no escribe en otro ámbito diferente y, el día que se ve obligado a hacer un examen o escribir cualquier documento, es totalmente incapaz de recordar cómo se hace.
Qué pena que a tan poca gente le importe...
La palabra que peor he visto escrita ha sido "Hespaña"; espero que al menos el autor lo lea correctamente y no aspirando la hache. ¡Siempre habrá quien lo supere, no apostaría nada en contra!
Yo lo supero. En un examen de 3º de Historia del Arte, asignatura Pintura del s. XIX: "Tululo Tres".
Ja, ja, ja!!! Ésa fue buena! Fonética pura...
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