lunes, 27 de octubre de 2008

Tuning (Que me quiten lo bailao)

El President del Parlament ha gastado más de nueve mil euros añadiendo unos "extras" a su coche oficial, un Audi A8, del cual desconozco el precio, pero seguramente supera con creces los ingresos anuales de muchas familias. Para quienes viven inmersos en un mundo de macrocifras esa cantidad de dinero les debe resultar ridícula en comparación con otro tipo de gastos. Para muchas familias, esos nueve mil euros son la diferencia entre el desahucio o la tranquilidad de poder continuar pagando durante algunos meses más sus hipotecas.

La sobriedad y austeridad de nuestros cargos públicos deberían ser las normas de conducta cuando actúen en nuestra representación. Da igual si crecemos económicamente o estamos en recesión. Si algunos no olvidaran estos principios, posiblemente los ciudadanos mostraríamos menos desapego por la vida pública y no seríamos tan escépticos con las palabras e intenciones de nuestros representantes.

Si estás en el desempleo y ves peligrar el bienestar de tu familia esos gastos resultan no solo injustificados, sino también indecentes. Mejor juicio no merece esa conducta cuando después de doce horas de trabajo, a cambio de un sueldo miserable, descubres que un cargo institucional es un auténtico sibarita a cuenta de tus impuestos. Seguramente éste es uno de los dramas de la izquierda, ver que algunos políticos autodenominados de "izquierda" actúan como nuevos ricos, imputando el coste de los caprichos a sus iguales. Es complicado confiar en palabras y proyectos cuando quienes deben dar ejemplo se conducen como si todo les diera igual y el mundo terminara cuando cesan en sus cargos.

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